Los todistas son una raza en extinción: especialistas en no tener especialidades; estrategas en no tener estrategias; decididos a no tomar decisiones; carentes de vocación y el sentido especulativo de la conveniencia y la oportunidad. Seren, la señora que escribe en este blog, ha desarrollado, durante su amplio y diversificado paso por el todismo, todo tipo de diligencias laborales dignas de una pesadilla de Borges: lavaplatos, mucama, cartonera, canillita, empleada de veterinaria; barman, camarera, ayudante de sastre, vendedora ambulante, albañil, barista. Ella vendría a ser lo que en inglés se llama 'blue collar', o la gente que no tiene título universitario y desempeña tareas no profesionales. Esta mujer, como el resto de los todistas, tiene un sentido y comprensión estético mas bien ecléctico y difuso. No sabe la diferencia entre Barroco y Rococó; siempre supuso que Manet era Monet ( o viceversa ); o confunde el Art Decó con el Art Nouveau. Escribe con faltas de ortografía, se desentiende de la sintaxis, no entiende dónde van las comas; pero por otra lado, gusta de sacar fotos, martirizar relojes, ir a museos, visitar artistas y contar qué ve y cómo lo siente y experimenta. Señoras y señores, no los entretengo mas: Bienvenidos a Seren Vintage Watch Gallery

Framont Cadete calibre ST 96 4N ( 1965 )

Este reloj me gustó ni bien lo vi. Y me guío mas por lo estético y no otra cosa. Y tiene la particularidad de ser muy cómodo con esa maya elástica que le queda fenomenal.




Y unas palabras:

Veo un  álgido resplandor magnificente
en la gracia heróica de tu sonrisa
y no puedo contener la ilusión concreta
que revela mi dulzura por tu tierna piel.

Muerdo la sabia del árbol de la vida
para sentirte en mi abismo de redención perenne
y ni un grano de belleza perdura en tu sombra
porque tú misma estallas en tiránico sortilegio.

Escucho tus palabras diáfanas y musicales
cursar la inmensa sintonía de besos huracanados
e invado con mi voz tu cuerpo suave y moreno
para gozar de tu mundo, vasto y mineral.

Ruje ni corazón ante tu esfinge perfecta
se arremolina mi salvaje poesía con tu veracidad
y se acoplan en un pañuelo de caricias absolutas
nuestras gloriosas almas con eterno resplandor.

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