Los todistas son una raza en extinción: especialistas en no tener especialidades; estrategas en no tener estrategias; decididos a no tomar decisiones; carentes de vocación y el sentido especulativo de la conveniencia y la oportunidad. Seren, la señora que escribe en este blog, ha desarrollado, durante su amplio y diversificado paso por el todismo, todo tipo de diligencias laborales dignas de una pesadilla de Borges: lavaplatos, mucama, cartonera, canillita, empleada de veterinaria; barman, camarera, ayudante de sastre, vendedora ambulante, albañil, barista. Ella vendría a ser lo que en inglés se llama 'blue collar', o la gente que no tiene título universitario y desempeña tareas no profesionales. Esta mujer, como el resto de los todistas, tiene un sentido y comprensión estético mas bien ecléctico y difuso. No sabe la diferencia entre Barroco y Rococó; siempre supuso que Manet era Monet ( o viceversa ); o confunde el Art Decó con el Art Nouveau. Escribe con faltas de ortografía, se desentiende de la sintaxis, no entiende dónde van las comas; pero por otra lado, gusta de sacar fotos, martirizar relojes, ir a museos, visitar artistas y contar qué ve y cómo lo siente y experimenta. Señoras y señores, no los entretengo mas: Bienvenidos a Seren Vintage Watch Gallery

Breitling Geneve Cadette calibre Landeron 523-N ( 1948 )

Este impresionante Breitling es una muestra mas del maravilloso gusto despojado que a veces me atrapa. Considero que no tengo aún definido mis preferencias relojiles en cuanto a estética: me gustan casi todos. Breitling es muy conocida por su ligazón con la aviación y todas esas cosas que vuelan.... pero les cuento un secreto: sus afamados cronos eran Kelek. Y lo siguen siendo, del momento que compró la prestigiosísima fábrica de cronógrafos.
Este grandote tiene en sus entrañas un calibre inusual: un Landeron 523-N.



Y unas palabras bellas para finalizar. Ya a esta altura, el que no me conocía de antes se está dando cuenta que  además de los relojes.... siento irrefrenable pasión por lapiceras, sacapuntas, monedas, sellos postales.... en fin: de todo tipo de cositas lindas que alivian el alma.
Disfrútenlo:

Siento ecos. Son ecos de escritos que me han referido, de situaciones ya vividas, de contemplaciones durante una provocación constante a la dura y nívea hoja en blanco.

Siento ecos. Que palpitan incertidumbres mientras la pluma se desliza suave y segura por entre nuestro océano enmarañado y furibundo de una conciencia que le cuesta hacerse letra escrita y frase hecha.

Los ecos se multiplican. Son amores inesperados, bellos, apasionados, que aunque llegados tardíamente se disfrutan, gozan y entronan en palabras, prosas y mensajes que vienen y van; tan lejos y tan cerca....

Esos ecos están, los vivo, los escribo. Son la reverberación de los seres que viven en esa energía dispersa que se junta y golpea el alma y corazón en llamas, para reavivar el fuego...

Los ecos son vida. No se puede vivir sin ellos. Tu escribes, y en la ejecución solitaria imaginas al posible lector: tu eco. Y ese eco, que es persona igual que tú te imagina a su vez. Te ama, te idealiza, te construye y deconstruye al infinito...

Los ecos corren, exhalan pasiones hermosas y son portadores de ensoñaciones que algunas veces son reales. Esos ecos bellos terminan en la punta de un plumín para confirmar el acto glorioso de la escritura, que es lo que nos une aquí.
  

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