Creo que casi todos nosotros nos hemos dado cuenta que esta situación excepcional del Covid-19 y sus estragos y desastres nos ha dejado perplejos y desorientados.
Cada cual lo ha retratado, asimilado, sostenido, digerido y procesado como pudo y como ha ido dando lugar.
Desde mi posición de observadora y viajera, algunas veces pasiva y otras participante, he tenido oportunidad de sacar fotos en el pueblo donde vivo. Que durante abril ha tenido un latido fantasmal y casi irreal: nada en las calles, como si nadie viviese acá.
Las fotos que podré a continuación son elocuentes y no necesitan muchas mas palabras.