Mas allá de lo que se piense o diga del gobierno de turno, el Museo del Bicentenario es una delicia para vista, oídos, alma y mente.
Construido a partir de los restos de la Aduana Taylor y el Fuerte de Buenos Aires el espacio transita por entre monumentales estructuras, obras de arte, objetos de época, recorridos audiovisuales imperdibles y una agradable sensación de pertenencia. Los sentidos se llenan en ese lugar inmenso en el que flota en todo momento un respeto y anclaje para con los actos y hechos que protagonizaron nuestros antepasados.
Y el bonus track es el famoso mural de Siqueiros contenido en una bóveda de resinas plásticas y hierro: una gloria para el alma, una obra magistral e insustituible que podemos disfrutar casi tocándola....
Ya saben que no se pueden sacar fotos a la obra de Siqueiros, por lo que falta la imagen. Algún día se podrá, supongo....
Calificación: 5 SSSSS ( cinco serenestrellas: sobresaliente )
Viboreo Cultural, Social y Etnográfico de una mujer curiosa por naturaleza, generadora de contenido textual digital e impreso, y estudiosa de procesos históricos ligados a la Horología y las Ciencias del Tiempo.
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