Este impresionante reloj encierra la paradoja en la que muchas familias se han visto atrapadas debido a los vaivenes económicos y financieros del país. El edificio - y el reloj - datan de 1892. Los Escasany, familia de origen catalana dedicada a la joyería y relojería manda construir el edificio en el cual albergar sus oficinas y local central en la emblemática esquina de Rivadavia y Perú.
Los Escasany llegaron a tener 1500 empleados, sucursales y comisionistas en todo el país. Pero la debacle empezó a carcomer los cimientos del imperio joyero de los aguerridos catalanes que, jaqueados por el liberalismo económico y la apertura de la importación en desmedro de la confección artesanal, deciden cerrar puertas en 1978. El edificio fue alquilado para oficinas y el emblemático local comercial de la joyería Escasany albergó durante muchos años oficinas de la desaparecida ENTEL... para luego hacerle lugar a un triste Burguer King.
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