Este estupendo palacio ha llevado 40 largos años de proceso constructivo ( entre 1889 y 1928 ) y me parece que el arquitecto Norbert Maillart que lo pensó y diseñó estaría muy conforme con el resultado de su concepción. El edificio claramente responde a una Argentina de opulencias y sueños donde lo colosal, lo gigante y la monumentalidad eran un denominador común.
Prevalece el estilo Beaux Arts, cosa extraña dada la tendencia a lo ecléctico y academisista de la época, y la fastuosidad de los interiores. Para ser sido concebido como sede central de correos destila una elegancia y detalles de categoría principesca que resaltan, una vez mas, ese continuo querer remarcar cuánto ego contenido tenemos los argentinos.
En ocasión del Bicentenario se le hicieron remodelaciones; las que terminaron 5 años mas tarde con la inauguración del Centro Cultural Kirchner.Y mas allá de lo que se piense o crea de esta última década en cuanto a los gobernantes de CABA y la Argentina, estoy convencida que nunca jamás se ha visto en el país semejante despliegue y movimiento cultural. Único en el mundo, no tengo dudas.
El reloj que ha acompañado el devenir y avatares de los porteños en los últimos 90 años funciona con admirable precisión y tiene una increíble visualidad -aunque me parece pequeño y hundido dada la proporción de la fachada sobre la calle Sarmiento. Lamentablemente aún no he podido recabar datos sobre el mecanismo - una total incógnita -. Espero poder subsanar ese faltante a la brevedad.
Pasemos entonces a admirar este lujurioso edificio y el reloj....
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