Hay unas boyas amarradas en la costanera sur.
Están amarradas a las piedras que forman el piso artificial de ese intento de playa desierta en medio de la gran ciudad.
Playa con arenas y escombros, con hierros y un parquizado tenue y sin vigor, como las apariencias que se derrumban ante lo obvio.
Poco dice esta boya sola en la playa, a pocos inspira.
Pero yo vi en ella la punta del ovillo para escribir sobre mi misma, la soledad, la concatenación de factores que hicieron que acá y ahora esté escribiendo sobre la boya y ninguna otra cosa... quizás mas importante y diligente esa cosa que no tiene nombre.
La boya, el río lechoso y sucio.
Los barcos en el horizonte que se caen de cansancio y aparecen en la vista de otras boyas, otros mundos.
http://www.buenosaires.gob.ar/espaciopublico/mantenimiento/espaciosverdes/reservaecologica
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