Los todistas son una raza en extinción: especialistas en no tener especialidades; estrategas en no tener estrategias; decididos a no tomar decisiones; carentes de vocación y el sentido especulativo de la conveniencia y la oportunidad. Seren, la señora que escribe en este blog, ha desarrollado, durante su amplio y diversificado paso por el todismo, todo tipo de diligencias laborales dignas de una pesadilla de Borges: lavaplatos, mucama, cartonera, canillita, empleada de veterinaria; barman, camarera, ayudante de sastre, vendedora ambulante, albañil, barista. Ella vendría a ser lo que en inglés se llama 'blue collar', o la gente que no tiene título universitario y desempeña tareas no profesionales. Esta mujer, como el resto de los todistas, tiene un sentido y comprensión estético mas bien ecléctico y difuso. No sabe la diferencia entre Barroco y Rococó; siempre supuso que Manet era Monet ( o viceversa ); o confunde el Art Decó con el Art Nouveau. Escribe con faltas de ortografía, se desentiende de la sintaxis, no entiende dónde van las comas; pero por otra lado, gusta de sacar fotos, martirizar relojes, ir a museos, visitar artistas y contar qué ve y cómo lo siente y experimenta. Señoras y señores, no los entretengo mas: Bienvenidos a Seren Vintage Watch Gallery

lunes, 11 de abril de 2016

Antigua Farmacia del Águila

La Ciudad de Buenos Aires tiene ese no sé qué.... que la hace irresistible. Aún para los que no la queremos demasiado. Cada esquina, cada baldosa, cada fachada me cuenta una historia, una anécdota, un murmullo que merece ser leído, escuchado, admirado, fotografiado.
Descubrí la Antigua Farmacia del Águila de casualidad, lagartijeando por las calles de Villa Crespo. Barrio con muchos colores de piel, muchas voces, muchos ritmos. Y los cambios, los arrebatos coléricos de las demoliciones de las casas históricas y la abrupta claudicación ante la pérdida de identidad los lleva mal... como todo barrio. Villa Crespo se resiste al sometimiento de una ciudad que aplasta su propia historia para reescribirla mas edulcorada, uniforme y digerible.
Resistir las modas y atravesar tres siglos no es abandonar la feroz aplanadora de la porteñidad políticamente correcta sino mantener la voz, el espíritu y la memoria. Porque qué sería de Villa Crespo si no estuviese aún la Antigua Farmacia del Águila...
La Farmacia está enclavada en la esquina de Avenida Corrientes y Julián Álvarez. Y es nomás verla de lejos para que se empiece a dibujar una sonrisa en el alma. Los estantes, las vitrinas, los muebles, los frascos con pócimas desconocidas parecen aquellos que alguna vez fueron inaugurados como nuevos, allá por 1895.
El piso marca tres siglos de pasos... pasos de porteños emigrados, o migrantes, o de paso. Porteños de hablar raro, con acentos de pueblos lejanos... de la misma América o de mas allá del Atlántico. Son tres siglos de confianza, de la misma sonrisa con otras sonrisas que invitan a charlar, a comprar un medicamento, preparar una receta o unos jarabes.
La Botica del Águila ( tal su nombre original ) fue fundada el 14 de junio de 1895 por el italiano Pedro Triziano para pasar años después a manos del gallego Juan Manuel Domínguez. Y es en manos de esa familia y sus descendientes que la Farmacia ha llegado hasta hoy.
La misma esencia, la misma garra, la misma historia.




















  

3 comentarios:

  1. Relinda!!! Gracias por publication, voy a visitarla! 😃

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  2. Relinda!!! Gracias por publication, voy a visitarla! 😃

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    1. Hola Claudia, Ante todo muchísimas gracias por tu participación. La farmacia es a todas luces una maravillosa " máquina del tiempo " en la que vas a sentirte transportada a los tiempos de nuestros abuelos. Es una suerte que podamos disfrutarla aún. Un abrazo

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