El mes de agosto me succionó como un remolino y me hizo aterrizar por el oeste húmedo y colosal del antiguo Virreinato del Río de la Plata. Ya adivinaron: me fui a Buenos Aires. ¿La novedad? Fui sola, solita. El jefe se quedó en casa, cuidando la gata y portándose bien.
En Buenos Aires anduve como el mono loco: mitad visita, mitad compromisos.
¿Lo lindo? Abrazar y compartir con tus seres queridos.
¿Lo feo? Que dos semanas no son nada.
En las fotos les muestro visita a la feria de anticuarios en Plaza Rocha (Mar del Plata); y visitas a la Feria Ciruja y Superbatuque Museo de Juguetes Antiguos.
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