Descubrí la Antigua Farmacia del Águila de casualidad, lagartijeando por las calles de Villa Crespo. Barrio con muchos colores de piel, muchas voces, muchos ritmos. Y los cambios, los arrebatos coléricos de las demoliciones de las casas históricas y la abrupta claudicación ante la pérdida de identidad los lleva mal... como todo barrio. Villa Crespo se resiste al sometimiento de una ciudad que aplasta su propia historia para reescribirla mas edulcorada, uniforme y digerible.
Resistir las modas y atravesar tres siglos no es abandonar la feroz aplanadora de la porteñidad políticamente correcta sino mantener la voz, el espíritu y la memoria. Porque qué sería de Villa Crespo si no estuviese aún la Antigua Farmacia del Águila...
La Farmacia está enclavada en la esquina de Avenida Corrientes y Julián Álvarez. Y es nomás verla de lejos para que se empiece a dibujar una sonrisa en el alma. Los estantes, las vitrinas, los muebles, los frascos con pócimas desconocidas parecen aquellos que alguna vez fueron inaugurados como nuevos, allá por 1895.
El piso marca tres siglos de pasos... pasos de porteños emigrados, o migrantes, o de paso. Porteños de hablar raro, con acentos de pueblos lejanos... de la misma América o de mas allá del Atlántico. Son tres siglos de confianza, de la misma sonrisa con otras sonrisas que invitan a charlar, a comprar un medicamento, preparar una receta o unos jarabes.
La Botica del Águila ( tal su nombre original ) fue fundada el 14 de junio de 1895 por el italiano Pedro Triziano para pasar años después a manos del gallego Juan Manuel Domínguez. Y es en manos de esa familia y sus descendientes que la Farmacia ha llegado hasta hoy.
La misma esencia, la misma garra, la misma historia.
Relinda!!! Gracias por publication, voy a visitarla! 😃
ResponderBorrarRelinda!!! Gracias por publication, voy a visitarla! 😃
ResponderBorrarHola Claudia, Ante todo muchísimas gracias por tu participación. La farmacia es a todas luces una maravillosa " máquina del tiempo " en la que vas a sentirte transportada a los tiempos de nuestros abuelos. Es una suerte que podamos disfrutarla aún. Un abrazo
Borrar