Durante mi niñez habré cantado la canción sobre el Puente de Avignon miles de veces.
No sé por qué en mi país era tan popular.
La cantaba y lo imaginaba...sin suponer que algún día llegaría y caminaría por él.
La primera impresión que tuve al ver el puente fue desconcertante.
Pues no sabía que solo quedaban en pie 4 arcos de los 22 originales del siglo XIII.
Los 18 arcos que faltan se los llevó la corriente del río hace ya bastante.
Avignon tuvo una historia movidita: asedios, hambrunas, Papas, inundaciones, guerras, saqueos, incendios, pestes, invasiones y otras catástrofes menores y mas actuales como ser demasiados turistas, Mc Donalds y Starbucks.
Pero lo que me trae a escribir este texto son los relojes que vi allí.
Pues del puente y sus peripecias me ocuparé mas tarde.
En otra oportunidad, también, mostraré en otros apartados algunas fotos del Palacio de los Papas, del magnífico Museo del Pequeño Palacio y otras delicias arquitectónicas dignas de destacar.
En Avignon confluyeron varias culturas y pueblos: romanos, galos, griegos, sarracenos y francos, entre otros.
Y cada uno dejó impronta, arquitectura, costumbres y rasgos. Avignon es un crisol de razas desde lo edilicio y lo histórico.
Por supuesto empezaré con una contradicción: una plaza del reloj... en la que no es posible, casi, ver un reloj. El reloj que dio el nombre a la plaza ( la mas importante de Avignon ) hoy día es visible desde el Palacio de los Papas o subiéndose a una mesa de alguno de los bares y estirando mucho el cuello mientras se lucha con el intenso follaje de los árboles. Esto pasa porque dos edificios fueron construidos delante del reloj: el Hotel De Ville y L'Opera.
Los otros relojes que aparecen en las fotos son el del Hotel De Ville, la Oficina de Turismo y la Estación de Tren
Viboreo Cultural, Social y Etnográfico de una mujer curiosa por naturaleza, generadora de contenido textual digital e impreso, y estudiosa de procesos históricos ligados a la Horología y las Ciencias del Tiempo.
Los todistas son una raza en extinción: especialistas en no tener especialidades; estrategas en no tener estrategias; decididos a no tomar decisiones; carentes de vocación y el sentido especulativo de la conveniencia y la oportunidad.
Seren, la señora que escribe en este blog, ha desarrollado, durante su amplio y diversificado paso por el todismo, todo tipo de diligencias laborales dignas de una pesadilla de Borges: lavaplatos, mucama, cartonera, canillita, empleada de veterinaria; barman, camarera, ayudante de sastre, vendedora ambulante, albañil, barista.
Ella vendría a ser lo que en inglés se llama 'blue collar', o la gente que no tiene título universitario y desempeña tareas no profesionales.
Esta mujer, como el resto de los todistas, tiene un sentido y comprensión estético mas bien ecléctico y difuso. No sabe la diferencia entre Barroco y Rococó; siempre supuso que Manet era Monet ( o viceversa ); o confunde el Art Decó con el Art Nouveau. Escribe con faltas de ortografía, se desentiende de la sintaxis, no entiende dónde van las comas; pero por otra lado, gusta de sacar fotos, martirizar relojes, ir a museos, visitar artistas y contar qué ve y cómo lo siente y experimenta.
Señoras y señores, no los entretengo mas:
Bienvenidos a Seren Vintage Watch Gallery
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