Personalísima y distintiva, seductora y tranquila.
Lisboa de las revoluciones, la de los café y pasteles de nata.
La de los aventureros y conquistadores y la de los viajeros y comerciantes.
Lisboa con sabor a río y mar. La del Fado, las sardinas, los elevadores.
Sinuosa y bella, con brisas húmedas que acarician el alma.
Lisboa y sus tranvías, y su idioma suave y melodioso, y su gente educada y su color canela.
Y la lluvia cristalina y sus nubes que danzan y sus cadencias y suaves colinas y sus vistas.
Toda Lisboa se ofrece. Toda Lisboa se dá.
Toda ella, toda.
Los relojes monumentales que he fotografiado son pleno y real reflejo del sentir y ser portugués: sin barroquismos, sin pomposidades, sin sobresaltos. Están allí marcando tiempos en sincronía y diacronía.
Reloj de la Iglesia de Camo
Reloj cerca de la Estación de Cais do Sodré
Reloj del Mercado de Ribera
Edificio junto al Mercado de Ribera
No me acuerdo, pero la iglesia es linda
Arco de Rua Augusta
Reloj de la Catedral
No hay comentarios.:
Publicar un comentario