Miramos la hora en nuestro reloj.
Sea este mecánico, cuarzo, con acumulador solar.
Miramos la hora, y creemos que el reloj nos muestra, exactamente, o muy aproximadamente, la hora. Nuestra hora, nuestro día, nuestro mes.
Pero quizás para otros, a nuestra vista y muy cerca nuestro, es otra hora, otro día u otro mes.
Dentro de nuestro mapa de Tiempo Universal Coordinado ( UTC ) y las Horas Oficiales ( o Standard Time ) imaginemos, por un momento, que ustedes ven a 3 mujeres ( GRUPO A ) en las isla Pequeña Diomede ( USA ). Ellas están usando Seiko 6139 . Están paradas allí, miran la hora en sus relojes: leen en sus Seiko las 12 en punto, mediodía, 28 de febrero de 2021. Las tres ya miraron la hora en sus relojes, levantan la vista, y usando un largavistas, saludan a tres amigas que están paradas a 4 kilómetros de distancia, en la isla vecina Gran Diomede ( Rusia ). Ellas miran, a su vez, con sus largavistas, a las que están en la Pequeña Diomede. Ellas ( GRUPO B ) también se fijaron la hora en sus 3 relojes mecánicos Seiko 6139: 9 de la mañana, 1 de marzo de 2021. ¿ Es posible… ? Es posible.
Sigamos imaginando.
Supongamos que les dan ganas a la que están en la Pequeña Diomede ( GRUPO A ) de tomar un café con las que están en la Gran Diomede.
Suben a una lancha a motor, ponen unas masitas dulces, los termos con café, arrancan el motor, y se van a la Gran Diomede. Entre los preparativos y navegación llegan a las 12 del mediodía. ¿ 12 del mediodía... ? ¡ Si ellas hace 3 horas ya estaban a las 12 del mediodía ! Sí, es verdad. Eran las 12 del mediodía hace 3 horas, a 4 kilómetros de distancia, y vuelven a ser las 12 del mediodía, pero de un día después. ¿ De ellas o las otras… ? ¿ De qué día… ? ¿ Qué mes… ?
Llegan, toman café, comen las masitas, cuentan chistes, se ríen un rato. Convidan café y masitas, también, a la oficial de Frontera de Rusia que vienen a sellarles el pasaporte. Pasan 3 horas y deciden volver todas juntas en la misma lancha. Saludan a la oficial de frontera, se suben a la lancha y salen. En la Gran Diomede son las 3 de la tarde del 1 de marzo de 2021. La lancha, a la vuelta, tiene unos pequeños desperfectos mecánicos que solucionan con algo de esfuerzo, por eso tardaron 3 horas en llegar a la Pequeña Diomede. Para cuando llegaron allí, son ya las 9 de la noche, casi ya sin sol. Es decir: salieron a las 3 pm del 1 de marzo, navegaron 4 kilómetros hacia el este sudeste, y llegamos a las 9 de la noche, pero del 28 de febrero. ¿ Se puede vivir dos veces un mismo día, y por adelantado ? Por supuesto, se puede.
¿ Es posible ? Es posible.
Y es posible gracias a las convenciones. Las mismas convenciones que nos hacen posible la vida cotidiana, hacen posible que se puedan coordinar vuelos, navegaciones, trenes, llamadas de zoom, whatsapp, clases online. Quizás no nos damos cuenta, pero las convenciones de husos horarios han logrado casi lo imposible: que podamos movernos por el mundo sin chocarnos ni provocar catástrofes por falta de diacronía y sincronía entre cientos de millones de personas moviéndose al mismo tiempo en espacios físicos o virtuales.
Siguen 4 fotos propias con los Seiko 6139: 1) horas oficiales en las islas; 2) hora de llegada del grupo A a la Gran Diomede; 3) Hora de salida de ambos grupos A y B hacia la Pequeña Diomede 4) Llegada a Pequeña Diomede y Horas Oficiales en ambas Islas.
Cuando empecé a escribir este artículo en realidad no deseaba entrar en el tema de las convenciones horarias sino en aquello que ocupa estas palabras: los relojes y el tiempo.
Como ya saben, decenas de textos se escriben todos los días sobre relojes y relojería. Pero casi como que no se habla del tiempo; y lo entiendo, es muy difícil explicar qué es el tiempo y cómo éste transcurre en y con los relojes. Muchas veces hemos leído a aficionados a los relojes preocupados por lo COSC o no COSC; por la exactitud, por la precisión. A nivel científico y epistemológico-filosófico, sin embargo, el tiempo es una materia muy imprecisa y bastante inasible, ni digamos ya, tener una definición exacta sobre ese tópico.
Es casi imposible enumerar las escuelas de pensamiento que desde la antigüedad y hasta el siglo XXI que se ocuparon y ocupan del tiempo y sus vericuetos, pero sí hay un sentimiento que comparten: el tiempo es subjetivo, está dentro de nosotros y escapa a las convenciones ( por mas que las creemos ). Miles de renombradísimos escritores se ocuparon del tiempo. Para poner solo uno, que además adhiere a ese criterio de Tiempo como una cuestión personal que escapa a los relojes, las convenciones y las mediciones, el inmenso Borges:
“El tiempo es la sustancia de que estoy hecho, el tiempo es un río que me arrebata, pero yo soy el río; él es el tigre que me destroza, pero yo soy el tigre. Es un fuego que me consume, pero yo soy el fuego…”
En líneas muy generales, y simplificando mucho, puedo decir que las ciencias que en el siglo XX y XXI que estudian el tiempo y su incidencia macro espacial, micro orgánica y psicológica-física son: la Cronobiología ( estudio de nuestro reloj biológico ); la Física que adhiere a la Teoría Especial de la Relatividad y la Física Cuántica, entre otras; y la Cosmología Filosófica. Las tres están interrelacionadas y por lo general emprenden investigaciones interdisciplinarias; muchas de las veces incorporando, además, aspectos relativos a creencias, religiones y cultos de todas las latitudes del planeta.
¿ El tiempo, entonces, no es lo que nos marcan los relojes ?
Bueno, no hay una respuesta categórica a ello.
Sigamos viendo…
Lo que contaré seguramente lo habrán experimentado en carne propia, sobre todo aquellos que poseen relojes de cuarzo.
Imaginemos que A1 tiene un reloj de cuarzo en su muñeca. No lo mira casi nunca, pero hoy le dio por mirarlo. A1 al mirarlo, se sorprendió. Cree que no anda porque la segundera está en el mismo lugar. A1 supone que al reloj se le acabó la pila, pero no. La pila es nueva. A1 mira otra vez el reloj, parece que otra vez anda normal, la segundera se mueve otra vez.
Como a los días A1 otra vez nota que, al mirar el reloj, parece que la segundera volvió a detenerse; no se mueve, está quieta. Lo mira y lo mira. Finalmente ve que el segundero se mueve otra vez. A1 cree que el reloj tiene un problema; pero el reloj no tiene ningún problema. Algunas veces, inexplicablemente, A1 mira el segundero del cuarzo y tiene la ilusión que la aguja se para indefinidamente en un segundo ( un segundo muy largo ) y luego arranca otra vez…
Foto propia: Tag de cuarzo y su segundero que según A1 se para...
Lo que A1 experimenta con su reloj de cuarzo - creer que a veces el segundero se congela en una posición durante unos segundos - se llama Cronostasis. La Cronostasis es una ilusión sensorial que hace que pensemos que el tiempo se detiene.
Este fenómeno suele experimentarse en la vida cotidiana de varias formas: cuando estamos en la sala de espera del médico pensamos que el tiempo no pasa nunca; cuando estamos de vacaciones nos parece que el tiempo pasa volando. Cuando mas grandes estamos - sobre todo los que pasamos los 50 - creemos que el tiempo vuela; cuando éramos niños el tiempo no pasaba nunca...
Pero existen sensaciones de Cronostasis extrema en la que aquellos que la han sufrido han contado que el tiempo, literalmente, se para y un segundo dura una eternidad.
Contaré dos ejemplos extraordinarios de Cronostasis extrema ( los milagros existen, de verdad… ): los casos increíbles de Chuck Berry y Julianne Koepcke.
El paracaidista acrobático, ingeniero aeronáutico y piloto neozelandés Chuck Berry tuvo un accidente con su avión sin motor hace algunos años. En pleno vuelo, el avión perdió sus alas y Chuck, junto al resto del planeador, empezó a caer en picada. Chuck Berry sobrevivió al accidente y lo que contó es sorprendente: entre el momento en que el avión pierde las alas, la cabina se desintegra y entra en picada y finalmente se estrella… pasó muchísimo tiempo - para él -. Chuck no consideró que pasó menos de un minuto sino una eternidad. Y durante esa eternidad de caída libre Chuck pensó muchas cosas. Pensó y evaluó qué chances tenía de sobrevivir, pensó que haría luego - si sobrevivía -, pensó en cómo poder accionar el paracaídas de emergencia y la mejor forma de lograrlo. También se convenció que no debía mirar hacia el suelo y a sus amigos porque sabía que sus amigos estaban mortalmente angustiados y aterrados de lo que acontecía. Para sus amigos, que lo esperaban en tierra ese 1 de enero de 2007, el desastre se desarrolló en pocos segundos. Sus amigos, horrorizados, fueron testigos de cómo el planeador perdió las alas, cómo la cabina se desintegró y dejó a Chuck en caída libre junto con los restos del planeador… Chuck iba agarrado al resto del fuselaje tratando desesperadamente de alcanzar el paracaídas de emergencia que estaba en el destrozado cubículo. Nadie sabe cómo, tampoco sabe Chuck cómo, pero finalmente él logró accionar el paracaídas a muy pocos metros del suelo. El flujo de aire interior a metros del impacto, la succión de apertura y el colchón de rebote al presurizar el aire del paracaídas milagrosamente abierto a metros del suelo amortiguó parcialmente el choque de Chuck contra la tierra. Chuck, al momento de escribir estas líneas, sigue saltando, volando y disfrutando y esta anécdota forma parte de su folklore.
El caso de la hoy científica peruana Julianne Koepcke es mucho mas sorprendente.
Cuando Julianne tenía 15 años sobrevivió a una caída libre de 3000 metros. Sí, como lo leen. Sobrevivió a una caída libre desde 3000 metros. Aquel 24 de diciembre de 1971 ella y su madre estaban como pasajeras del vuelo 508 de Lansa ( que era una aerolínea de cabotaje de Perú ). El avión estaba atravesando una tormenta eléctrica gigante, y debajo, la inmensidad de la selva amazónica. El avión, de pronto, es alcanzado por un rayo, explotó y se desintegró. Julianne, que está amarrada por el cinturón de seguridad a su asiento, sale despedida: ella y su butaca y la la caída libre, el avión desintegrado cayendo y la tormenta. Una muerte segura. Ella cuenta ( mil veces lo ha contado ) que esos segundos de caída libre pensó muchas cosas: pensó en su madre - que iba a su lado en el avión y a quién ya no vería; pensó en su papá que las esperaba; pensó en los regalos de Navidad; pensó en los paseos por la selva; pensó en la escuela, pensó en la caída libre y la tormenta - a las que pudo contemplar en toda su inmensidad. Cada vez que Julianne cuenta esos segundos de caída libre ella siempre dice lo mismo: sintió que el tiempo no pasaba, sintió que la caída libre duraba una eternidad. Ella y su asiento amortiguaron la caída al chocar contra las abultadas copas de los árboles de la selva. Y lo demás… lo demás es historia. Hoy día Julianne es una auténtica celebridad y heroína en Perú. Sí, ya sé, parece de locos, pero sobrevivió ( solo se rompió la clavícula ), caminó 9 días por la selva y se salvó.
Las dos historias que comenté son claros ejemplos de Cronostasis: Chuck y Julianne creyeron que el tiempo no pasaba, lo que para otros eran segundos para ellos fueron largos momentos. Y durante esos momentos tuvieron una claridad de razonamiento inusitada; ambos sintieron que tenían todo el tiempo del mundo para pensar y evaluar.
Joan Didion, en su libro The Year of Magical Thinking, nos cuenta su agonía al perder su gran amor ( su marido, el escritor J. G. Dunne ) y a su hija en un período corto de tiempo. En uno de los pasajes del libro ella cuenta con gran detalle el llamado al 911 luego que su marido se descompuso. Según registros de la policía, entre que ella llamó y la ambulancia llegó pasaron 9 minutos. Pero ella nos comenta que su sensación fue que la ambulancia había tardado horas… Nuevamente, estamos ante el fenómeno sensorial de Cronostasis.
Deseo darles un ejemplo, también, sobre estudios de Cronobiología.
Me remitiré al caso del científico francés Michel Siffré que en 1962 se encerró durante dos meses en una cueva subterránea en completa soledad y sin ningún tipo de reloj u objeto de medir la hora, ausencia de referencia sonora y lumínica y con la única compañía de un foco de luz, bolsa de dormir, libros, alimentos no perecederos suficientes para esos dos meses y… sí mismo. Siffré cuenta que al principio su cuerpo siguió teniendo ritmo de 16 horas de estar despierto y 8 horas de sueño… pero a las pocas semanas ya no le fue posible siquiera adivinar cuándo debía dormir, qué día era, si debía leer, si debía comer… tal fue su desorientación que cuando el equipo de investigación lo fue a rescatar Siffré se sorprendió: para él, solo había pasado menos de un mes; pero en realidad habían pasado dos meses… Según Siffré, su confusión vino porque en algunos ámbitos de la Cronobiología está la idea que el reloj biológico natural de los humanos es de 36 horas y no de 24. Y el cuerpo de Siffré, aislado del mundo, la luz y de los relojes, empezó a funcionar de manera natural, con ciclos de 36 horas.
Volviendo al tiempo y las sensaciones que nos provocan.
¿ Qué es el tiempo… ?
¿ Se lo preguntaron alguna vez… ?
Como soy naturalmente curiosa ( aún en la cincuentena ) sí me lo pregunté.
Bueno, contestar esa pregunta lleva mucho tiempo, valga la redundancia; y además, no existe respuesta concluyente. Muchísimos científicos se han quemado las neuronas y los debates en torno a qué es el tiempo hace que las ‘peleas’ entre doctores en matemática, doctores en física cuántica, filósofos, chamanes, adoradores en lo metafísico y aficionados a lo paranormal hayan creado una suerte de club no oficial que los engloba. A este club, que no tiene un nombre y que existe a propósitos de este hilo, se llama Club del Tiempo Relativo y produce millones de documentos al año tratando de determinar, con la imprecisión que impera en este campo de la investigación científica y no científica, qué es el tiempo, cómo medirlo y qué pasa con el.
Como no tengo una opinión formada en torno a qué creo que es el Tiempo, no sé que decirles con respecto a él en lo que a mí respecta. Estoy en la fase de lectura y de cotejar ideas que otros ya han elaborado sobre él.
Como en casi todos los órdenes de la vida, el concepto Tiempo ha ido mutando, cambiando y acomodándose a nuevos paradigmas, nuevas teorías y nuevas ideas. Lo que sí me ha quedado claro, luego de aquello que he leído, es lo siguiente: existen miles de libros editados al año, estudios científicos y ensayos filosóficos y humanísticos que dan por tierra la creencia de que todos estamos en el mismo tiempo, incluídos los relojes mecánicos carísimos con los parámetros COSC y la exactitud y todo aquello que hace que soñemos con que el reloj sea exacto y que cada vez que lo miramos nos sintamos orgullosos de él. Y no solo no estamos en el mismo Tiempo sino que en otros ámbitos ajenos al nuestro, quizás, ni siquiera tienen algo llamado Tiempo.
Al 20 de enero de 2021 existe una definición muy estructurada sobre qué es un segundo, una hora, un día. A la definición actual de qué es un segundo la precedieron otras definiciones de Tiempo y su medición. La que nos rige hoy es la del Segundo Atómico, creada en 1967, y que se define como “ la duración de 9.192.631, 770 períodos de radiación correspondientes a la transición entre dos niveles hiperfinos del estado neutro del átomo de Caesium -133 a temperatura 0 grados Celsius”.
Pero alguna vez la definición de Segundo fue la Ephemeris Time ( ET ): la fracción 1/315569259747 del primer día de enero de 1900. Y antes de esta definición hubo otras. Y luego del Segundo Atómico habrá otras mas.
Contra estas definiciones y recontra mediciones del Tiempo existen, por otro lado, estudios científicos que dicen que el Tiempo es subjetivo, cada uno de nosotros tiene su Tiempo. Es decir: yo tengo mi tiempo, ustedes, que leen este texto en el ordenador o el móvil, tienen el suyo. Y nuestros tiempos son diferentes. Mis vecinos tienen su tiempo, mis amigos allende los mares el suyo. El Tiempo es subjetivo, según algunas teorías, y eso hace que sea inasible y no tenga mucho sentido medirlo ni definirlo.
El Tiempo, sin embargo y a efectos prácticos, es una convención. Y es una convención que hace que la vida sea posible. Y si es una convención es una invención humana. ¿ Es así ?
Pues… no se sabe. También esta pregunta, al día de hoy, no tiene una respuesta que satisfaga y deje a la comunidad científica y no científica con la sensación que es ‘lo correcto’. El tiempo tal y como lo medimos hoy día tiene un por qué y un para qué y nos es ajeno, a veces, por qué es así.
Como este, también, es un tema enorme y excede un poco el espacio de un foro de relojes solo me remitiré, simplificando muchísimo, a decir lo siguiente: hace miles de años nuestros ancestros, independientemente de la ubicación de ellos en el planeta, observaban el cielo. Lo hacían como muchísima mas frecuencia que lo hacemos nosotros en 2021. Miraban el cielo y empezaron a entender que las estrellas, la luna, y los eclipses tenían una cierta periodicidad. A esa periodicidad se la anotó y computó. A ese cómputo se sumó que estos ancestros notaban que las estaciones cambiaban: los árboles ( algunos ) perdían sus hojas, el aire enfriaba ( o se caldeaba ); algunas veces y dependiendo del lugar, nevaba; o llovía mucho, o venían épocas de sequía. Otra vez, nuestros ancestros anotaron sus cómputos. Y las tablas de madera y las marcas en las rocas o en las superficies que fuesen amables a ser usadas para agrupar la periodicidad de los fenómenos empezaron a calcular, a sumar datos y a cruzarlos. Y a ello se sumó las mareas ( descubrieron que estaban asociadas con la luna ); la caída del cabello ( también la luna ); los ciclos naturales de fertilidad en todos los seres vivos; en fin. El tiempo, para nuestros ancestros, era natural pues era la naturaleza y las estrellas y los cielos los que lo marcaban. Luego ocurrió que, dado aquellos cómputos y mediciones que se acumulaban en piedras o tablas de madera, empezamos a creernos que podíamos ‘crear’ un tiempo, dado lo cual, creímos ( y creemos ) que el tiempo es una abstracción y que podemos manipularlo a nuestro antojo. Desde aquellas primigenias anotaciones a hoy, 2021, pasaron muchos sistemas de medir el tiempo. Muchas culturas en diferentes partes del planeta aún conservan sus particularidades de medir el tiempo. Para los Aimará, el tiempo va para atrás: lo que tenemos delante es el pasado, y a nuestra espalda, el futuro - algunos relojes monumentales en Bolivia van hacia atrás - ( un tema abordado por Scott Fitzgerald en su novela The Curious Case of Benjamin Button y la particularidad de su protagonista: nacer viejo, morir recién nacido ); los Hindúes y los ciclos circulares del Tiempo ( Lewis Carroll y sus paradojas circulares del tiempo, lo mismo para Borges y Ray Bradbury ); las ciudades Incas y Stonehenge - que en realidad son calendarios y relojes de sol al mismo tiempo - las culturas y la medición del tiempo en círculos y ciclos.
Ya que lo nombré a Bradbury: en The Martian Chronicles recordarán el diálogo entre el marciano y el colono. El colono cree que el marciano es una alucinación; y otro tanto ocurre al revés. El marciano ve una ciudad próspera donde el colono solo ruinas: viven en diferente tiempo y experimentan cosas diferentes porque el marco de referencia que los contiene es diferente.
Fotos de la red: Reloj del Congreso de Bolivia que va hacia atrás y Stonehenge
En occidente existe un axioma muy extendido en el que se nos quiere convencer que somos seres de Tiempo Policrómico - es decir, que estamos física y culturalmente adaptados a hacer muchas cosas al mismo tiempo -. Algunos teóricos refutan tal axioma y creen que no estaría mal volver a la monocromía temporal: estar en la cama reposando y pensando en nada, nadar - solo el agua y nosotros-, tomar un café consigo mismo; ir a caminar por la montaña, contemplar el romper de las olas o la furia de los cielos y absorber esa inmensidad y atrevernos a formar parte de ella. The Scent of Time es un gran libro del filósofo coreano Chul Han que invoca a que nos atrevamos a saborear los momentos de relax y armonía en comunidad con el universo. La monocromía temporal es un modo de vida a la que pocos nos arriesgamos, sin embargo. Como alguna vez leí - y no sé quién lo dijo, y hasta vi que algún forero lo tiene en su firma -: Tenemos empleos que odiamos para comprar cosas que no necesitamos.
La Policromía de Tiempo es brutal: se manda un telegram, un whatsapp, se atiende un llamado, se maneja el auto, se saca una foto del reloj para el instagram, se charla con el acompañante, se chequea lo que se dice en el foro, se mastica la golosina que se tiene en la boca, se toma café, se hace un dictado de voz, se manda un mensaje...
La Policromía de tiempo tiene muchos libros en su haber, también. Pero de ellos no me ocuparé. Aunque hay un libro excelente sobre esa y otras maneras de sentir y pensar el tiempo ( esta vez, como algo inasible y descartable ): Modernidad Líquida de Zygmunt Bauman.
Si me lo permiten, me gustaría comentar solo un ejemplo sobre otra manera de medir el Tiempo y que no tenga relación con la manera occidental.
Daré el ejemplo de los relojes EDO en Japón.
¿ A qué me estoy refiriendo cuando hablo de relojes EDO ?
Muy sucintamente trataré de explicarlo, pero en una frase lo resumo: es el sistema Chino de medir la hora.
Los primeros relojes mecánicos que entran en la hermética sociedad japonesa son los traídos por los portugueses en 1542, cuando estos intrépidos navegantes asoman la nariz por allí. Pero rápidamente son invitados a retirarse junto con los españoles e ingleses. Para 1552 ya no quedaban europeos en Japón a excepción de los holandeses. Quizás el último europeo no holandés en salvar el pellejo antes del bloqueo fue San Francisco Xavier, que viendo que el horno no estaba para bollos decidió marchar a China... donde nunca llegó. Pero esa es otra historia.
Ya dije que la única excepción fueron los holandeses. A quienes se les permitió un muy pequeño cupo de intercambio comercial, sobre todo ligado a las armas. El japonés es un pueblo guerrero por excelencia y las armas de fuego y pertrechos militares eran bienvenidos, estudiados, y eventualmente copiados. Los japoneses, además de excelentes guerreros, eran y son una cultura con una envidiable ductilidad manual. Muy pronto aprendieron a copiar y fabricar mosquetes, sables, pistolas... y relojes.
Los relojes que habían llegado al Japón eran inservibles, al modo de ver japonés. Pues en el Sol Naciente el tiempo se medía de manera diferente a la occidental. Ellos siguieron utilizando el sistema Chino - como ya comenté - hasta 1873.
Cada vez que los comerciantes holandeses eran llamados al palacio del Shogún para ellos era un dilema. El llamado tenía una hora específica, precisa, y horrendamente puntual. Llegar tarde ante el Shogún era una afrenta que se pagaba con la muerte. No muerte honrosa, a la japonesa, en la que el sufrimiento y la agonía tienen dignidad y valentía. A los holandeses, de llegar tarde, les tocaba un sablazo y a rodar la cabeza...
Los holandeses tuvieron que aprender muy pronto cómo leer la hora en los relojes a la manera japonesa. Relojes que marcaban 6 horas en dos ciclos, cada hora diferente dependiendo de la época del año y que además tenía adosado uno o varios calendarios astrológicos que combinados podían llevar a una confusión total.
Los japoneses habían adaptado aquellos pocos relojes europeos llegados entre 1542 y 1603 a su sistema de medir el tiempo, que como ya dije, es el chino. Y muy pronto empezaron a fabricarlos.
Los números 6, 5 y 4 correspondían al atardecer, cuando empezaba el día ( para ellos ).
El 9, 8 y 7 corresponden a la medianoche.
El 9 es un número muy energético y sagrado, todavía en el siglo XXI.
El 6, 5 y 4 corresponden al amanecer.
Y los números 9, 8 y 7 al mediodía.
Luego de pensarlo mucho me dí cuenta que esa manera japonesa ( China ) de medir el tiempo tiene una enorme sensatez. Esta manera de medir el tiempo se corresponde con la hora natural. Los días en verano son mucho mas largos, las noches cortas. Por lo tanto las horas del día duran mas... y las de la noche menos. Para mí... tiene sentido.
Paso ahora a la esfera del reloj.
Por lo general tenían una doble esfera con un disco fijo o disco móvil.
Durante 200 años se usó un disco fijo y la única aguja que marcaba las horas daba vueltas por el dial.
A partir de las primeras décadas del siglo XIX el disco se transforma en móvil y la única aguja pasó a ser fija.
También hay un cambio en cuanto a los relojes: durante 200 años solo se usaron relojes con foliot o doble foliot con escape verge y con pesas. Y fue recién en el nacimiento del siglo XIX que llega el péndulo a Japón. Siempre tengan presente que las fronteras estaban en muchos aspectos cerradas y lo que pasaba en occidente… pues allí quedaba.
En las esferas podían verse los números 9, 8, 7, 6, 5 y 4 y/o los signos del zodiaco mas los Elementos o componentes celestiales. Los Elementos son 5: madera, fuego, tierra, metal y agua. Y a su vez estos elementos se dividen en dos: elemento puro y envejecido o tratado por el hombre.
Dado lo cual, si combinamos los signos del zodiaco con los elementos puros nos da un total de 60.
Imaginen entonces lo que sería mirar un reloj de esos para un holandés...
Por regla general, sin embargo, los relojes solían traer solo los signos del zodiaco en la esfera. Los otros tipos de relojes, con mas lecturas y calendarios, estaban reservados a los Shogunes y señores de la guerra o monasterios
Alguno de ustedes se estarán preguntando, como yo lo hice en su momento, de por qué no se usaban los números 1, 2 o 3. Pues no se usaban porque eran de uso sagrado, solo los monjes tenían permiso de utilizarlos.
Ya comenté, entonces, cómo se dividía el día y noche en Japón en la era Shogún: 6 horas para el día, 6 para la noche, las horas de diferente duración dependiendo la época del año.
Cada hora se llamaba Toki, cada Toki estaba dividido en 10 Bens y cada 10 Bens estaba a su vez dividido en 10 Rins.
Fotos de la red: reloj con doble verge y foliot y cuadro explicativo de horas en época EDO.
¿ Qué les parece… ?
A mí, esta manera sencilla y sensata de medir el tiempo "a la japonesa "( ni mas ni menos que midiendo el paso del sol y las horas solares y las horas lunares de acuerdo a su duración ) es mas sana, tiene mas coherencia y mas sentido común. Volviendo a las islas Diomede: si usásemos un reloj japonés de la era Shogún tendríamos nuestro horario dividido para 6 horas de luz solar ( cada hora con un rango diferente y una duración distinta ) y lo mismo para las 6 horas nocturnas. Entonces para la Pequeña y la Gran Diomede sería la misma hora.
Ya sé, lo que digo es imposible. El mundo entero está regido y funciona por las convenciones.
Les propongo otra historia, para seguir confundiéndonos.
Supongamos que A2 sube a una nave espacial; Misión: ir y volver al planeta Tempus a casi velocidad de la luz. Ese planeta está ubicado a 5 años luz de la Tierra ( es decir: ida y vuelta de 10 años ). Dotamos a A2 con un costosísimo IWC Shaffhausen Portugisier calendario perpetuo. En tierra queda B1, también muñido de un IWC Shaffhausen Portugisier calendario perpetuo.
Pasan 10 años para B1. Y entre que A2 fue y volvió pasaron, obviamente, 10 años a velocidad crucero de casi la velocidad de la luz medido desde el planeta Tierra ( obviaré incluir fórmulas y ecuaciones para no hacer denso el tema). Al momento de partir A2 y B1, digamos, tenían 20 años. Cuando A2 y B1 se reencuentran… A2 tendrá 26, su reloj le habrá marcado 6 años y un día de viaje; eso es también lo que le marca su super preciso IWC Shaffhausen Portugisier calendario perpetuo. Y el calendario perpetuo dice claramente: el viaje tomó 6 años. Sin embargo B1 tendrá 30 años, y también esta equipado con el mismo reloj mecánico IWC Shaffhausen Portugisier con calendario perpetuo. El reloj le indicará, exactamente, que pasaron 10 años.
Foto de la red: IWC Shaffhausen Portugisier calendario perpetuo
¿ Eso es posible ? Perfectamente posible.
Y es posible ( aunque improbable ) porque hace mas de 100 años un joven físico alemán de apellido Einstein dio a conocer la Teoría Especial de la Relatividad y adhirió a un concepto conocido como The Twin Paradox ( la paradoja de los gemelos ). En líneas generales lo que propuso Einstein fue lo siguiente: Espacio-Tiempo es una entidad indivisible y además, esta entidad indivisible es una construcción mental. También descubrió que incrementando la velocidad de un objeto aumenta su masa, decrece su largo y el tiempo se ralentiza. Entonces… ¿ Para qué gastamos tanto dinero en relojes si al final resulta que el Tiempo es una construcción mental y es relativo al punto de vista del observador… ?
En aquel mismo período, años mas, años menos, la comunidad científica tuvo varios terremotos: no solo apareció el joven Einstein diciendo que el Tiempo es relativo y que obedece a una subjetiva construcción; sino que también apareció Max Planck quién proclamó que la estructura básica de la naturaleza es granular ( Física Cuántica ); apareció Heisenberg y su Teoría de la Incertidumbre - si determino movimiento, no puedo determinar lugar de una partícula -; apareció Bohr y el grupo Copenhagen Interpretation ( no sabemos si las partículas subatómicas existen o si la física cuántica existe… lo que importa es que ¡ podemos medir aquello que no existe… !).
Y no fue suficiente con todas esas alocadas teorías que también tenemos a Schrodinger y su Wave Equation: existen varias realidades y varios universos. Y son esas realidades y universos que hacen que nos ‘actualicemos’ y ‘ nos demos propia entidad’. E hija dilecta de la Wave Equation de Schrodinger es la Teoría de los Mundos Posibles: existen varios de nuestros ‘Yo’: existimos en varios mundos posibles y en ellos puede que estemos haciendo lo inverso de lo que hacemos ahora mismo en este mundo.
Para el que guste de ficciones que incluyen varias teorías sobre el Tiempo - ya no tan ficciones dada la ciencia que las hace posibles - dejo algunos títulos: Bioy Casáres derritió las mentes de los científicos del siglo XX con sus novelas fantásticas “ La Invención de Morel “ o “El Sueño de los Héroes”; The Time Machine de Wells; The End of Eternity de Asimov…
Por supuesto, y luego de releer lo que escribí, mi nivel de confusión es abrumador.
Pero sigamos con otro ejemplo.
Al lado de A3, un reloj atómico de alta precisión.
Mira su reloj atómico y le dice a B2: “necesito que me hagas un favor, ¿ podrías subirte a un avión y volar dos veces alrededor del planeta de este a oeste? Te doy para que lleves un reloj atómico de alta precisión que mide en nanosegundos”.
A3 mira ahora a B3 y le dice: necesito que me hagas un favor, ¿ podrías subirte a un avión y volar dos veces alrededor del planeta de oeste a este ? Te doy para que lleves este otro reloj atómico de alta precisión en nanosegundos.
Los tres sincronizan los relojes atómicos exactamente a las 12 am, hora local, Aeropuerto de Barajas.
Y allá van, en pos de la ciencia y la curiosidad y en nombre de los relojes. Los 2 cumplen dos vueltas: B2 de oeste a este; B3 de este a oeste. A3 en tierra, esperando. Como los aviones no tienen autonomía para volar sin parar dos veces alrededor del planeta hacen escalas. Cuando ambos aviones aterrizan, finalmente en Barajas, ellas vienen con los relojes atómicos… y… algo pasa. Comparan relojes: el de B3 se diferencia en -59+-10 nanosegundos con respecto al de B2. Y el de B2 marca +273+-7 nanosegundos con respecto al de B3. Y entre los dos relojes atómicos que volaron hay una diferencia de +214+-3 nanosegundos.
¿ No debería ser que los 3 relojes atómicos de alta precisión tengan exactamente la misma hora… ? Parece que no.
Nuevamente apelo a la Twin Paradox y la Teoría Especial de la Relatividad: el tiempo es relativo y depende del espacio-tiempo y el marco de referencia. Y la prueba concluyente: espacio-tiempo son una entidad indivisible.
El ejemplo pasado de los relojes atómicos existió y se realizó en 1971( aunque me tomé la licencia de hacer como que las foreras participaban de él ). El experimento se llamó Hafele & Keating Experiment y consistió en lo siguiente: 4 relojes atómicos con precisión de nanosegundos volaron alrededor del planeta, dos este-oeste; dos oeste-este. Otros dos relojes atómicos gemelos de los que volaban quedaron en tierra, mas precisamente en el Observatorio Naval de US. La conclusión: Einstein y sus seguidores tienen razón.
El experimento de Hafele & Keating se sigue repitiendo; ya ahora por otros organismos y comunidades científicas con similares resultados.
Fotos de la red: uno de los relojes usado en el experimento y explicativo con fórmula.
Si hasta ahora los resultados, los experimentos y los ejemplos tienen sesgos de ciencia ficción… queda aún mas ciencia ficción.
Existen dos relojes gemelos de precisión extrema de nanosegundos, y a la fecha de 2010, estos relojes de iones cuánticos de aluminio del laboratorio del Instituto Nacional de Tecnología y Estándares ( siglas en inglés, NIST ) son las estrellas absolutas de la comunidad científica mundial. En 2010 los relojes gemelos se separaron: uno fue a un laboratorio ubicado a 33 cm mas alto que el nivel del otro reloj. Y resultó que los relojes empezaron a marcar diferente. Por supuesto las diferencias fueron en nanosegundos, pero nuevamente, la diferencia existe.
Por lo tanto Eisntein y sus colegas vuelven a tener razón: no solo el espacio-tiempo es una unidad indivisible ( la famosa cuarta dimensión ) sino que también el factor Altitud es un elemento a considerar para calcular un parámetro de tiempo.
Foto de la red: uno de los relojes cuánticos de aluminio NIST
Como resumen en cuanto a Planck, Einstein, Heisenberg y Bohr: cuando uno mira, ya se altera lo observado. La propiedad de un objeto o concepto ( en este caso el Tiempo y los relojes ) depende pura y exclusivamente de nuestra interacción con ellos. Como bien sostenía Heisenberg: existimos en tanto interactuamos con otras referencias. Lo mismo aplica para la exposición de ideas: ellas tienen sentido o no ( para algunos este hilo será un completo sinsentido ) de acuerdo a nuestra perspectiva - que por supuesto no quiere decir que esa perspectiva sea compartida…-.
Un poco volviendo a Einstein y la Twin Paradox: el Tiempo que medimos con nuestros relojes y en nuestro marco de referencia es nuestro Tiempo Propio. El astronauta que fue y volvió al planeta Tierra estaba en su Tiempo Relativo: en la Tierra pasaron 10 años; para él, solo 6. Esto hace que la conclusión sea: el Tiempo de cada observador es diferente. Y lo que es mas increíble aún: dos eventos que pasan al mismo tiempo en un marco de referencia pueden pasar en un tiempo diferente en otro marco de referencia: el ejemplo de los relojes con calendario perpetuo del astronauta y el que quedó en la Tierra.
El siguiente ejemplo nos va a dar la pauta de poder probar estas propuestas.
Supongamos que en una planicie sin vegetación X e Y están parados frente a frente sobre una cinta asfáltica a 200 metros de distancia uno de otro. Mientras tanto A, B y C se posicionaron en 3 puntos diferentes. Cronómetro en mano ( Seiko Chrono Stop para los 3 ) convenimos que a una señal lumínica emitida por M, X e Y empiezan a correr. La idea es que paren los cronos en el momento en que X cruza a Y. Al ver la señal lumínica X e Y empezarán a correr y los otros accionan sus cronos y los detienen, exactamente, cuando X cruza a Y. Como A, B y C que toman el tiempo tienen una perspectiva y un marco de referencia diferente uno de otro, medirán, notarán y creerán que los participantes de la carrera se cruzan antes o después. X es mas rápido que Y, en eso todos los observadores están de acuerdo. Y ahora veamos el Tiempo. Los 3 cronos marcan diferente: A= X cruzó a Y a los 12 segundos exactos; C= X cruzó a Y a los 14 segundos; B= X cruzó a Y a los 18 segundos. Sin embargo, y desde una toma aérea desde un satélite a varios kilómetros de distancia y en constante movimiento - movimiento constante por varios factores: la velocidad de inercia del satélite al girar con el planeta, la velocidad de rotación del planeta y a eso sumada la velocidad de su traslación en cuanto al sol… - Ñ ( la línea verde en la foto ) comenta: yo medí que X cruzó a Y a los 14 segundos... aunque C “vio” que Y se cruzaba a los 8 segundos y Ñ a los 6 segundos.
Los 4 midieron diferente sobre un mismo episodio. Los 4 vieron cosas distintas porque sus puntos de observación eran diferentes. Por lo tanto, el tiempo no pasa igual para todos, el tiempo fluye diferente y por lo tanto depende de cómo lo medimos, cuando lo medimos, desde qué posición se mide, cuál es nuestro marco de referencia y cuál es nuestro posicionamiento como personas en ese allí y ahora. Ya saben: como observadores modificamos lo observado.
Foto propia: gráfico y Crono Stop Seiko usado por los medidores de tiempo A, B, C y Ñ.
Paradojas del tiempo asociadas a nuestros relojes, hay miles.
Nuevamente expreso: imposible dar cabida a todos ejemplos existentes. Pero dado que me he empeñado en abusar de su confianza pongo un ejemplo mas en el que el protagonismo se apoya en la velocidad del sonido.
Supongamos que los protagonistas de esta historia no saben nada sobre la velocidad del sonido ni sus paradojas. J tomó un tren para llegar a una Convención Ultragaláctica de Relojes Tontos. No se la quiere perder. Y le dice a G: “mirá, cuando estoy en la última estación de tren antes de que nos encontremos dispararé un cañonazo así te aviso que estoy llegando”. Ambos llevan puesto dos cronógrafos Eterna Heritage 1948 COSC. J viaja en un tren cuya velocidad crucero es unos 1300 km por hora - ya saben, es solo un ejemplo-. Cuando el tren sale de la estación J lanza el cañonazo para avisarle a G que llegará en una hora; y activa su cronógrafo. Pasa una hora: el sonido del cañonazo y J están viajando a la misma velocidad, por lo tanto tardan exactamente una hora en llegar a donde está G, que activa su crono cuando escucha el cañonazo… y ve llegar a J. El crono de G, entonces, marca 2 segundos desde el cañonazo - que es la señal que lanzó J en la última estación -; sin embargo el crono de J marca 1 hora y pocos segundos, pues al dar el cañonazo activó el crono. Es decir: para la medición de un mismo hecho dos mediciones, dos lecturas, dos observadores ( tres, con nosotros que leemos ) y dos ( tres ) marcos de referencia.
Foto de la web: Eterna Chrono Heritage 1948 usado por J y G.
Para terminar: las teorías sobre el Tiempo son realmente de lo mas alocadas. Pero son científicas, y tienen un alto grado de aceptación en esa comunidad. No deseo terminar este artículo sin dejar afuera unas delicias de las que no explicaré nada. Quizás la próxima:
- La teoría de la casilla de gusanos ( Wormholes): una suerte de desvío en los viajes al espacio. Pero desvío en los que se tarda mucho mas tiempo en llegar a destino. Pero cuando llegamos… nos encontramos con nosotros mismos; tenemos clones. Hay tantas películas sobre ello...
- La teoría de los Agujeros Negros: mi preferida. La teoría tiene algunas particularidades, dependiendo de sus interpretaciones. Solo daré una sola interpretación: estos espacios, los agujeros negros, nos succionan, nos desintegran, y pasamos a formar parte de un nuevo mundo. ¿ De qué forma pasamos al nuevo mundo… ? Pues al desintegrarnos, pasar por el agujero y reagruparnos puede que pasemos a formar parte de una roca, una botella de Brandy, que parte de nuestro antiguo ser ahora sea una aleta en un pez, puede que seamos agua, que seamos un reloj mecánico o parte de él. Es mas, hay quienes aseguran que nuestro universo es el reverso de un agujero negro y ya todos hemos estado del otro lado formando parte de una entidad desintegrada y vuelta a armar.
- El Teorema de Beth. Si todo lo dicho hasta ahora les parece muy alocado… pues vean qué dice el bueno de Beth: el mundo no tiene racionalidad, no es posible medir algo llamado ‘Tiempo’; el sentido común es irracional, por lo tanto el resultado de la realidad es lo que el observador quiere observar. Es decir: vemos lo que queremos, medimos lo que deseamos y cómo nuestro índice caprichoso así lo dicta, construimos nuestros convencimientos en base a la ilusión de lo que vemos es ‘lo real’.
Conclusión del artículo: no hay. No tengo conclusión.
Bibliografía:
No es un secreto que me encanta leer.
Tampoco es un secreto que gusto de escribir.
Por ahí, entre amigos ( y no tanto ) circula un libro que escribí hace bastante sobre el Tiempo, sus paradojas, relojes, relojería. No sé si ese libro se editará algún día; no tengo demasiados motivos para eso. El Tiempo, que es relativo, dirá. Este artículo está basado en un capítulo de ese libro. Este mismo artículo ya fue publicado en diferentes soportes virtuales y en formato papel por lo tanto alguno de ustedes reconocerá este mismo escrito con algunas pequeñas modificaciones.
Algunos de los libros que son la base de estos desvaríos ( acá, con forma de texto ) son:
Time Warp de Claudia Hammond
Cosmos, de Carl Sagan
The Dancing Wu Li Masters de Gary Zukav
A Brief History of Time del inmenso Hawking
Time Travel de James Gleick
Time, catálogo editado por A. J. Turner
Empires of Time, de Anthony Aveni
Cartographies of Time, de Rosenberg y Anthony Grafton
The Scent of Time, de Byung Chul Han
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