Los todistas son una raza en extinción: especialistas en no tener especialidades; estrategas en no tener estrategias; decididos a no tomar decisiones; carentes de vocación y el sentido especulativo de la conveniencia y la oportunidad. Seren, la señora que escribe en este blog, ha desarrollado, durante su amplio y diversificado paso por el todismo, todo tipo de diligencias laborales dignas de una pesadilla de Borges: lavaplatos, mucama, cartonera, canillita, empleada de veterinaria; barman, camarera, ayudante de sastre, vendedora ambulante, albañil, barista. Ella vendría a ser lo que en inglés se llama 'blue collar', o la gente que no tiene título universitario y desempeña tareas no profesionales. Esta mujer, como el resto de los todistas, tiene un sentido y comprensión estético mas bien ecléctico y difuso. No sabe la diferencia entre Barroco y Rococó; siempre supuso que Manet era Monet ( o viceversa ); o confunde el Art Decó con el Art Nouveau. Escribe con faltas de ortografía, se desentiende de la sintaxis, no entiende dónde van las comas; pero por otra lado, gusta de sacar fotos, martirizar relojes, ir a museos, visitar artistas y contar qué ve y cómo lo siente y experimenta. Señoras y señores, no los entretengo mas: Bienvenidos a Seren Vintage Watch Gallery

lunes, 14 de junio de 2021

Los calendarios: el de acá, el de allá, y el mas allá

  Introducción


La última revisión de este texto, antes de publicarlo en mi blog, la hice el 14 de junio de 2021, Calendario Gregoriano. O el el 1 de junio de 2021, en el Calendario Juliano. O el  Sextidi del Prairial,  del año 229 del calendario Decimal de la Revolución Francesa. O el 4 Tammuz del año 5781 del Calendario Judío. O si me atengo al Calendario Maya: 13 baktum, 0 katum, 8 tun, 10 uinal, 17 k’ain; Haab: 15 Zotz; y Tzolkin: 7 Caban. 


Existen, en uso en nuestro querido planeta, unos 600 tipos distintos de calendarios. Algunos mas conocidos que otros, y un único calendario, el Gregoriano, que ha logrado imponerse, de momento, por sobre todos los demás, sobre todo para uso secular. El calendario Gregoriano se usa, prácticamente, en casi todas las áreas comerciales y administrativas de todo el mundo en este 2021. 

Fuera de esas áreas ya nombradas, cada país, cada sociedad, grupo étnico, científico, cultural, religioso y social siguen usando su propio calendario; la mas de las veces son aquellos que por tradición, uso, significancia y costumbre se conservan y se siguen con asiduidad. 


Hay un no-gusto constante, que me acompaña desde la tierna infancia, y que coincide de cuando empecé a usar relojes ( los 8 ): no me gustan los relojes con calendario. Aunque los tenga ( y he sabido tener muchísimos relojes con calendario. Ya no. ) y los disfrute, si he de elegir entre un reloj con o sin calendario, elijo sin. A mi modo particular, y a mi gusto personal, es una complicación que ensucia la vista - los que usan ( usamos ) gafas saben a lo que me refiero… - y que además, ha quedado acéfala de contenido. A mi marido, por ejemplo, solo le gustan relojes con calendario; y si no tienen, no los usa o no los compra. Mi opinión sobre los calendarios en los relojes, por supuesto, se refiere a mi gusto personal y no debería tomarse como algo categórico que otros deben hacer o sentir.


Hace unos años tuve la enorme fortuna de poder asistir como alumna a una escuela de relojería. Y allí, luego de haber despanzurrado varios mecanismos, me tocó armar y desarmar un calendario de un Seiko 5, 6119. Esa fue la primera vez que pude ver y sentir, con mis propias manos, cómo funciona ese mecanismo y qué partes tiene. Los Seiko 5 se llaman así, muchos de ustedes ya saben, por las 5 características del reloj de sus inicios: calendario doble de ventana, automático, resistente al agua, diaflex ( el espiral irrompible), y Dishock ( su sistema antichoque, lo que en algunos vintage y no vintage se llama Incabloc ). Con las décadas, sin embargo, esos 5 atributos de los Seiko 5 han ido cambiando. Pero ese es un tema, quizás, para otro hilo. 


Les comentaba, entonces, la sorpresa que me causó ver y sentir con mis propias manos un calendario de reloj. Pues… me empezaron a gustar. No quizás para mis relojes en sí, pero como objeto de estudio. De pronto, en aquellos años, empecé a buscar información sobre calendarios, no solo el Gregoriano - el que usamos actualmente y por Convención, el que se usa en gran parte del mundo para comercio, educación, administración y planificación micro y macroeconómica desde el punto de vista secular - sino sobre los del Continente Americano, los de Asia, África, Oceanía. Tal es la diversidad, estructura, sentido y complejidad de algunos calendarios que aún hoy son fuente de argumentaciones e hipótesis entre expertos.


Luego de desarmar ese calendario en la clase de relojería empecé a tratar de buscar libros  sobre el tema ( el que me conoce sabe que tengo ese defecto: leer libro en papel ). El primer libro en caer sobre el particular se llama Empires of Time de Anthony Aveni… y de allí siguieron muchos mas. La lista de bibliografía la pondré, como siempre, al final.


Foto de la red: un reloj con su calendario al desnudo.








Dos intentos de derrocar el calendario Gregoriano


Como no gusto de las cronologías, y menos cuando se supone que es el orden natural de toda exposición, haré una breve alusión a dos ‘golpes comando’ tratando de derribar el uso hegemónico del calendario Gregoriano: La Revolución Francesa, y La Revolución Rusa.


El 22 de septiembre de 1792 se dispuso, según consta en los registros de la Revolución Francesa, el cambio de calendario. De este modo, en la Convención del 5 de octubre de 1793 se implementó el uso del Calendario Decimal. 

Como en toda revolución en la que se desea romper con el orden establecido y con la religión hegemónica, los revolucionarios franceses trataron de romper cadenas con todo aquello que tuviese algo que ver con la Iglesia, las elites y los nobles. Y mucho de ello estaba materializado en el Calendario Gregoriano y la medición del tiempo. 

Claramente, en la confección del Calendario Revolucionario Francés se nota, y mucho, la casi total influencia del antiguo calendario egipcio en su composición: 12 meses; cada mes de 30 días, divididos en tres ciclos de 10 días - o décadas -; 5 días complementarios al final del año; y un día intercalado al final de un mes cada cuatro años. Los meses tenían nombres ligados al clima de la región de París ( Vendémiare, Brumaire, Frimaire, Nivose, Pluviose, Ventose, Germinal, Floréal, Praidial, Messidor, Thermidor, Fructidor ); y los días tenían nombres asociados a números: Primdi, Duodi, Tridi, Quartidi, Quintidi, Sextidi, Septidi, Octidi, Nonidi, Decadi. 

En cuanto a cómo cambió la forma de medir el tiempo: se dispuso que cada día tuviese 10 horas; cada hora dividida en 100 minutos decimales; y cada minuto dividido en 100 segundos decimales. El tema de la hora decimal me apasiona, quizás mas adelante escriba un hilo separado sobre este particular.

Tanto el Calendario Revolucionario, como la Hora Revolucionaria, se abolieron en 1805 con Napoleón. 


Foto de la web: reloj de bolsillo con hora decimal francesa.





Y ahora, también explicado muy concisamente, les comento qué trataron de hacer los camaradas de la extinta Unión Soviética con los días de la semana ( un berenjenal ). 

El 24 de Septiembre de 1929 se decide ‘abolir’ la semana del calendario Gregoriano y reemplazarla por la semana de 5 días o ‘Nepreryvka’. De lunes a viernes, quedaba normal; pero el sábado y domingo desaparecieron sin ser reemplazados. Los días de la semana pasaron a ser simbolizados por colores: amarillo, naranja, rojo, púrpura y verde. Los trabajadores, de ese modo, sabían qué día libre tenían de acuerdo al color que le tocaba en suerte. El sistema nace a raíz de una inquietud de Stalin: la muy baja productividad del trabajador soviético. Y se pensó que asignándoles un color, y haciéndoles olvidar que el fin de semana existía, se podía lograr que la gente trabajase mas. Pues no fue así. Muy pronto las quejas del proletariado arreciaron - no les importó un pepino qué pensaba Stalin al respecto - pues un empleado no lograba encontrar la forma de reunirse con su familia ( quizás a su mujer le tocaba un color diferente; y a sus hijos otros colores para ir al colegio… ). Tal fue el desorden y el disparate que produjo el nuevo sistema, que el 23 de noviembre de 1931 se abolió. Su reemplazo, sin embargo, no fue mejor: la semana empezó a tener 6 días ( el domingo era aún signo unívoco de cristianismo y capitalismo… ) y adoptó el nombre de ‘Chestidnevki’, que a su vez, tuvo una existencia limitada: se abolió el 26 de junio de 1940; y se entró nuevamente en el Calendario Gregoriano.



En los comienzos… mirar el cielo


En los comienzos nuestros ancestros, no importa el origen, miraban el cielo en busca de respuestas. Necesitaban saber qué días hacer ofrendas a sus dioses, cuándo empezar la migración a un lugar mas cálido ( o fresco ); cuándo era la mejor temporada de caza y recolección - teniendo en cuenta los períodos de reproducción de los animales y frutos que consumían -; y cuando pensar en la propia reproducción ( que aunque no se crea, eso también lo tenían en cuenta ). 

Mirando y mirando, se dieron cuenta que algunas estrellas ( luego supieron que algunas eran planetas y satélites ) repetían su aparición en el horizonte o en los cielos. También descubrieron que la luna estaba íntimamente asociada a las mareas, a los cambios de ánimo, al crecimiento de plantas, a la reproducción. La luna y su asociación con el ciclo menstrual y la fecundación está muy ampliamente documentada, y casi nadie discute ya su importancia. 



Algunas definiciones básicas: día, mes, año, calendario


Calendario


Existen varios tipos de calendario en uso corriente ( mas de 600 ) aunque los mas conocidos son: Juliano, Judío, Musulmán, Maya, Gregoriano.

En cuanto a su etimología, la actual palabra en español ‘Calendario’ viene de Calends, palabra de origen romano que designa el primer día de cada mes. En latín, la palabra Calendarium significa libro de registro. Coincidentemente, el primer día del mes era aquel en que debían hacerse pagos de deudas o de impuestos. 


No se sabe, a ciencia cierta, cuál es el calendario mas antiguo del que se sabe o conoce existencia. Muchos refieren al Wurdi Youang en Australia, que es un agrupamiento de rocas datado en mas de 10 mil años de antigüedad. Otros dicen que el mas antiguo es el agrupamiento rocoso de Warren Field, en Escocia, también datado en mas de 10 mil años de antigüedad.. 

Los calendarios, en épocas pasadas ( hablo, sobre todo, del período anterior a la era cristiana ) respondían a una completa falta de homogeneidad con respecto a cómo una misma sociedad interactuaba con otra ( la mas de las veces, en el mismo territorio ). Por eso nuestros expertos hablan en términos de ‘fragmentación de tiempo’ para referirse a nuestros antepasados. Los calendarios, y los primitivos almanaques, eran creados y llevados a cabo de acuerdo a qué rol y qué función se esperaba que cumplan. En los pueblos dedicados al pastoreo y la agricultura se necesitaba un calendario preciso que contuviese y registrase ciclos de lluvias, sequía, sembrar, recolectar, vientos, frío o calor. Sin embargo, para propósitos religiosos, sobre consulta a dioses y magos, o las fechas propicias para ritos y guerras, se necesitaba otro calendario. Reconciliar la actividad productiva con la militar y religiosa fue el gran desafío. Antes y ahora, el tiempo en el que nuestra vida es llevada adelante ( y que ellos, por supuesto, experimentaban ) no es el mismo tiempo que el necesario para un ritual, las ofrendas y rezos. Como ya veremos, esa fragmentación de tiempo entre lo ritual-religioso y lo secular, empezó a fusionarse y empalmarse en un único calendario hace unos 2 mil años atrás. ¿ La razón ? Empezamos a tener noción que al tiempo podíamos manipularlo, fabricarlo, volverlo maleable y lo que es mas importante, el tiempo ( simbolizado en el almanaque ) se volvió un factor de poder y conquista.


Hace 10 mil años, o mas atrás, empezaron los primeros intentos de registrar y seguir un cómputo regular de fenómenos astronómicos y climáticos en aquellas superficies que estuviesen disponibles: rocas, cortezas de árboles, palos y estacas. Tengan en cuenta que nuestros ancestros necesitaban, imperiosamente, estar al tanto de sus calendarios por cuestiones de vida o muerte. Tener la habilidad suficiente para predecir una luna llena para cazar mas y mejores presas llegó a ser decisivo para las primigenias tribus de las que descendemos. Saber las fases de la luna y poder registrarlas en una tablilla o en un pedazo de tronco fue la línea que dividió a las tribus que se extinguieron de hambre de las que no. Aquellos nómades que lograban tener cómputos muy precisos de cuál sería el día mas largo y el mas corto y así decidir la migración de la tribu, son los que hicieron posible que nosotros estemos acá. 

Mas arriba nombré la palabra ‘Almanaque’. Que por supuesto se parece a un calendario, aunque sean algo diferentes. Los Almanaques poseen información científica y técnica como ser: tablas náuticas y de mareas, información astronómica, astrológica, cómputos estadísticos, efemérides, referencias históricas y geográficas; listado de siembra y cosecha, anotaciones de fenómenos siderales y terrenales. El calendario, en cambio, es un sistema que divide un año en días, meses y semanas. Por lo tanto, los almanaques pueden ser calendarios; pero los calendarios no son almanaques.

Ambas palabras: Calendario y Almanaque, están relacionadas. Según algunas etimologías, Almanaque viene de una palabra árabe, Almanakh, que se traduce como ‘calendario’. Otras acepciones etimológicas hablan que viene de una antigua palabra en latín o francés antiguo, Almanach, que significa “libro de inscripciones permanentes de fenómenos astronómicos”. 


Foto de la red: dos almanaques. Solo son dos ejemplos, tipo de almanaques hay por miles.






Una curiosidad:

  • El famoso Calendario Maya, en realidad son 3: el ‘De Largo Aliento’, usado para notaciones y recopilación de datos históricos y de 360 días ( 1 Tun );  el Haab, usado para la actividad civil y comercial, año de 365 días y en el que los días eran contados del 0 al 19 en 18 ciclos, mas un agregado de 5 días al final del ciclo 18 ; y el Tzolkin, calendario el religioso de 260 días, con 18 ciclos de 13 días. Lo mas extraordinario de la notación numeral de los Mayas ( que al igual que los indios, conocían el número cero ) es que su manera de representar el año era la siguiente, y a efectos del ejemplo, pondré la fecha en la que colgué este escrito en mi blog: 13.0.8.10.17. Entre esta notación numérica Maya, y un IP, no hay mucha diferencia…  



Día


Si he de dar una definición científica: es el intervalo de tiempo entre dos tránsitos sucesivos del sol ( día solar aparente ). ¿ Qué es el día solar aparente ? Es el regreso sucesivo del sol a un meridiano determinado.  Sin embargo, el intervalo entre dos tránsitos sucesivos de una estrella se llama día sideral, y es mas corto que el día solar aparente por 4 minutos. 

Entonces, y siguiendo con el día sideral, diré que, para dar una definición menos complicada,  mide el tiempo que toma la tierra en rotar una vez sobre su eje con respecto a las estrellas. Durante ese período va cambiando su órbita con relación al sol. Se mueve en esa variación a razón de un grado por día, por lo que debe rotar un grado extra hasta completar los 360 grados necesarios de su rotación diaria. 

Esa es la razón por la que un reloj de sol y un Casio F91 ( o el reloj que deseen poner en el ejemplo ) no miden la hora de la misma manera: Si los comparamos notaremos que a veces el reloj de sol está adelantado con respecto al Casio, y otras veces está atrasado. Esa diferencia entre el día solar medio ( el que se mide con los relojes ) y el día solar aparente es la famosa Ecuación del Tiempo. 

Ahora viene lo lindo: Ya sabemos la diferencia de tiempo entre un reloj de sol y otro de cuarzo o mecánico con un cierto grado de precisión. A ello se sumaremos dos factores: 

1) la velocidad de la tierra en su órbita teniendo en cuenta que es mas rápida en el Perihelio ( que es el punto mas cercano de nuestro planeta al sol ) y mas lenta en el Afelio ( punto mas lejano ) y que se corresponden a los dos puntos máximos de su órbita elíptica cuando está mas cerca o lejos del sol . 

2) Nuestro planeta, en su órbita, tiene dos componentes adicionales: uno paralelo y otro perpendicular al ecuador; ambos varían conforme pasan las estaciones.


Ya hablamos, entonces, del día solar aparente, el día sideral, la Ecuación del Tiempo, la velocidad de órbita en el Perihelio y Afelio; mas la variación de órbita con respecto al ecuador. Por todo ello, y para que a todos los seres humanos no se nos reviente la cabeza con tanta definición y/o explicación, se creó una convención ( ¿ otra mas… ? ) que es el Sol Promedio. Por supuesto el Sol Promedio es ficticio y se lo creó para que tenga una velocidad constante durante el año. Ese período es la base de una unidad de tiempo que se conoce como Día Solar Promedio y es el que se ve en nuestros calendarios de nuestras agendas. El Día Sideral, por suerte ( un problema menos en qué ocuparse ) no se usa en nuestra vida cotidiana. Respiren tranquilos. 


Curiosamente, y esto sí es muy interesante, nuestra unidad básica de tiempo fue, hasta hace 120 años, el Tiempo Tithi. Que tiene origen en India, y es la separación angular entre el sol y la luna. En la luna llena, el sol y la luna están perfectamente opuestos a 0 grados, entonces el promedio es 1/30, 360-12 de un período sinódico de 0.98 días con 23 horas, 37 minutos y 28 segundos. Se ha tomado durante siglos, entonces, ese promedio entre luna llena y sol opuestos a 0 grados, para saber el período sinódico - que es el tiempo que tarda un cuerpo celeste observado desde la tierra en estar en el mismo punto de visualización con respecto al sol ( una definición mas, y van…). Los demás valores Tithi van variando conforme la separación angular entre sol y luna, y por lo tanto, no los traigo a efectos de este trabajo.   


El astrónomo, inventor y matemático griego Hipparchus ( Hiparco )  de Nicea ( 164 a.c. - 127 a.c. aprox. ) también ha contribuido a nuestro tipo de notación y medición de los días con sus extraordinarias formulaciones. Se necesitan 10 hilos para explicar las maravillosas fórmulas matemáticas de Hipparchus con respecto al movimiento de la luna, el sol, los eclipses y equinoccios, y otros 10 hilos para mostrar sus inventos: el primitivo astrolabio, el globo terráqueo, la trigonometría, etc. Por eso solo nombraré su cálculo de medición del año: 365 días, con 6 horas y 5 minutos. Algunos sostienen, sin embargo, que muchos cálculos con respecto a la duración de un año sideral los tomó de los babilonios. Pero lo que nos interesa a efectos del tema que estoy desarrollando es que Hipparchus dividió el día en 24 ciclos o espacios temporales, teniendo como base el día de equinoccio de primavera, en que el día y noche tienen la misma duración. Esos 24 ‘espacios temporales’ tenían la misma duración independientemente del día y la luz del sol. Algunos autores comentan que esa idea de los 24 ‘espacios temporales’ en realidad provenía de los babilonios. Pero debo aclarar que la civilización Babilonia tuvo muchos estadíos ( como todas las civilizaciones ) y si bien en algunos momentos la división del día la hicieron en 12 espacios temporales ( al igual que los sumerios ) ; en otros momentos la hicieron en 24. 

Claudius Ptolemeus de Alexandria ( Ptolomeo ) tomó esa misma idea de los 24 ciclos o espacios temporales y dividió cada espacio temporal en 60. 

Todo ello hace suponer, aunque en la comunidad de historiadores no hay una unanimidad contundente, que el ‘día’ tal y como hoy lo tenemos es fruto de una multiplicidad de fuentes: una conjunción entre aquello que investigaron Sumerios, Babilonios, Griegos y Egipcios. 


Algunas curiosidades: 


  • Hasta 1873 Japón utilizó su sistema horario Edo-Shogún de Tokis, Bens y Rins. Los días tenían una duración irregular; y por ello los japoneses tenían relojes que podían modificar la duración del tiempo conforme a los relojes solares y la luz natural del sol.  Los números 6, 5 y 4 correspondían al atardecer/ amanecer, cuando empezaba el día ( para ellos ). Y los números 9, 8 y 7 correspondían a la medianoche/ mediodía.En las esferas podían verse los números 9, 8, 7, 6, 5 y 4; los signos del zodiaco; y los ‘Elementos’ o ‘Componentes Celestiales’. Los Elementos son 5: madera, fuego, tierra, metal y agua. Y a su vez estos elementos se dividen en dos: elemento puro, por un lado;  y el envejecido o tratado por el hombre, por otro.Dado lo cual, si combinamos los signos del zodiaco con los elementos puros nos da un total de 60. Las horas, entonces, tenían 3 especificaciones: su Elemento, su Signo del Zodíaco, y su duración expresada en Tokis. Ya comenté, en alguna oportunidad, cómo se dividía el día y noche en Japón en la era Edo Shogún: 6 horas para el día, 6 para la noche, las horas de diferente duración dependiendo la época del año.Cada hora se llamaba Toki, cada Toki estaba dividido en 10 Bens y cada Bens estaba a su vez dividido en 10 Rins. No hay correlación entre esa manera de medir el tiempo y la nuestra; ya que los Toki, Bens y Rins cambiaban duración con el correr de los días. 


Foto de la red: reloj Edo.




  • El Calendario Tradicional-Observacional Judío ( que no se usa en el Israel secular, administrativo ni gubernamental ) tiene un sin fin de peculiaridades. Entre ellas destaca una: el día tiene dos ciclos de 12 horas, y cada hora 1080 Chalaks. Cada Chalakim equivale, +-, a 3 segundos. Los Chalaks, los Chalakim y cada ciclo de 12 horas no miden lo mismo todos los días. Las 12 horas comprendidas entre la salida del sol y el anochecer comprenden un ciclo; el otro ciclo es entre el anochecer y el amanecer. Como en el año la luz del sol y la noche cambian en su longitud temporal, lo mismo hacen los ciclos. Igualmente, y a efectos de la vida cotidiana, este tipo de ‘hora’ no está en uso al día de hoy. 


  • El día, en el Calendario Gregoriano, empieza a medianoche. En el Calendario Judío, el Musulmán y el Japonés de la era Edo Shogún, al anochecer. 

 



Semana


La semana, según qué cultura y qué creencia, tiene entre 5 y 10 días de duración.

Y aunque les resulte extraño, el origen de la semana tal y como la conocemos hoy, es astrológico. 

Se cree que la semana tiene unos 3 mil años de antigüedad. Según qué autor, fueron los Babilonios quienes empezaron a tener una división en el mes de 4 bloques, de 7 días cada uno. De allí, según qué autor se consulta, el conocimiento de la semana de 7 días se transfirió a los judíos; y éstos a su vez fueron esparciéndolo por otras culturas, incluso la Romana. Nuestra semana del calendario Gregoriano está basada, en su forma y en sus inicios, en estas instancias previas. 


Una coincidencia: dentro del Pentateuco, atribuido a Moisés, se menciona en diversos pasajes la semana: Deuteronomio; Génesis; Éxodo. Esto,sin embargo, lo copio tal y como lo encontré en el libro Mapping Time: no tengo forma de verificarlo, por lo tanto, y hasta que algún lector lo crea oportuno y conveniente y me lo corrija, es así.


El estudio y escrutación de los cielos existe desde que somos Homo Sapiens, aunque existen autores, como Marvin Harris, que afirman que los otros Homo también tuvieron conciencia de sí, de su entorno, su ubicación en tiempo y espacio, y por lo tanto, también de los cielos.

Pero a efectos de sintetizar, me referiré a nosotros y nuestros antepasados no europeos. Me refiero a Chinos, Indios, Mayas, Egipcios, y pueblos del medio oriente en general. Que ya  en tiempos en los que no se usaban objetos para focalizar ni agrandar el objeto estelar estudiado ( que llegó con el invento del telescopio ) conocían la existencia, a simple vista, de 5 planetas; a lo que sumaremos la luna y el sol: Saturno, Júpiter, Marte, Sol, Venus, Mercurio, Luna. Por supuesto, hubo culturas que conocieron otros planetas mas; pero básicamente, esos eran los que primaban y los que se estudiaban. 


Otra coincidencia, y en este caso, paradójica: la distancia entre nuestro planeta y los mencionados y su período orbital coincide. Y eso, nuestros antepasados sin telescopio ni algoritmos ni complejas operaciones matemáticas no tenían manera de saberlo. El siempre inquieto Erik Von Däniken afirma, sin ruborizarse, que tal conocimiento vino por el contacto de nuestros antepasados con los extraterrestres. ¿ Quién sabe… ? Si hoy día tenemos a la Física Cuántica que estudia nano partículas que no existen, y además las mide y estudia su comportamiento, bien podemos dar crédito al caballero Daniken.


Pero la coincidencia no termina allí, hay otra. Por orden decreciente, y si aplicamos la distancia conocida entre ellos y nosotros y su período orbital, tenemos que Saturno tarda 29 años; Júpiter, 12 años; Marte, 687 días; el Sol, 365 días; Venus, 224; Mercurio, 88; La Luna, 29. Si empezamos a asignarle a cada uno de ellos una hora, ejemplo: Saturno, 1; Júpiter, 2; y así sucesivamente  hasta completar las 24, notaremos que al día 7, 24 horas, corresponde La Luna, y de allí vuelta a empezar con Saturno el día 8, hora 1. Este sistema de nomenclatura, de origen muy antiguo, que consiste en  relacionar cuerpos celestes con días de la semana y sus horas, recibe el nombre de Cronocratoria. Según el historiador Eviatar Zerubabel, la Cronocatoria, sin uno se atiene a lo que afirmaba Dio Cassius, era la sucesión astrológica de los planetas a los que se les asigna un día de la semana, empezando con Saturno. Así, cada día tendrá su controlador y ascendencia astrológica: luego de Saturno, y según la tabla ( día 2, hora 1 ) sigue el Sol; luego  la Luna ( día 3, hora 1 ); y luego completamos con Marte, Mercurio, Júpiter y Venus. ¿ Coincidencia ? Pues no. Ya que los nombres de nuestra semana en el Calendario Gregoriano, en su versión y traducción al inglés ( solo por poner un ejemplo que ajusta a efectos del tema ), es el siguiente: Saturday ( Saturn ); Sunday ( Sun ); Monday ( Moon ); Tuesday ( que viene de Tiu, el Dios de la Guerra para los antiguas tribus germanas y el Dios Marte -Dios de la Guerra - para los Romanos ); Wednesday ( también de origen germano antiguo, y se refiere a Odin o Woden ); Thursday, por Thor, con su eterno martillo y tormentas - su equivalente Romano es Júpiter -; Friday, o la diosa germánica Frigg, o su contraparte Romana, Venus. 

Si pongo la traducción en español sería: Sábado ( Saturno ); Domingo ( del latín Dies Dominica, o día del Señor ); Lunes ( La Luna ); Martes ( Marte ); Miércoles ( Mercurio ); Jueves ( Júpiter ); Viernes ( Venus ). 

Podría seguir traduciendo nombres de días de la semana en varios idiomas, y notarán que en la mayoría de los casos los nombres responden a deidades mitológicas; planetas y cuerpos celestes; o específicamente, el nombrar un día de rezo - el domingo -. 

También se dá el caso de llamar a los días de la semana por su número ordinal. Podré un único ejemplo, aunque hay otros: el portugués. Que usa para lunes, martes, miércoles, jueves y viernes; segunda feira, terça feira, quarta feira, quinta feira, sexta feira.


Una última consideración antes de pasar a comentar algunas particularidades de los meses. la costumbre de numerar los días del mes viene de Egipto y Siria, que numeraban los días del 1 al 31, según el caso.


Mes


Casi todos los textos que consulté nombran a Hesíodo ( 700 a.c. ) de una u otra manera; directa o indirectamente, vinculándolo con las estaciones del tiempo y con la creación de una conciencia de cambios temporales. Me refiero al poema Trabajos y Días, que comprende 828 versos y que es, básicamente, un calendario de siembra, cosecha, cambio de estaciones y lecciones morales y místicas dedicadas a su hermano. No es mi intención hacer un análisis literario sobre el poema; solo lo traigo a cuento porque en los libros que leí traen a Hesíodo a manera de ‘comienzo’ de la conciencia occidental del cambio de clima entre estaciones y las consecuencias de ellos derivada. 


Otro elemento común a casi todos los libros que aparecerán en la bibliografía: Stonehenge ( datado, según algunos expertos, en el 3100 a.c. ). El archiconocido agrupamiento de piedras en Inglaterra sigue despertando gigantesco interés en la comunidad científica, sobre todo, por sus increíbles mediciones astronómicas que aún hoy se pueden lograr. Por ejemplo: durante el solsticio de verano, los rayos del sol pegan justo en el centro de la piedra central. Eso significa que aquellos astrónomos ya sabían de equinoccios y solsticios. tengan en cuenta que estamos hablando de 5 mil años atrás. 


En cuanto a su duración, y en cuanto a su utilización, tenemos que el mes tal y como lo tenemos en nuestro Calendario Gregoriano es una convención, ya que no corresponde ni con el Mes Sinódico ( el intervalo entre dos fases de la luna, de 29 días, 12 horas aprox. ); ni con el Mes Sideral ( asociado con la luna, y que es el cálculo del paso orbital de la luna sin tener en cuenta su rotación, 27 días, 7 horas aprox. ); ni con el Mes Tropical ( que es el promedio del paso de la luna por el mismo punto en el espacio, 27 días, 6 horas aprox. ).  


Año


La respuesta mas fácil, cuando alguien pregunta qué es un año, es “ el intervalo entre dos equinoccios de primavera” . No siempre se usó ese intervalo, sin embargo. Fijémonos un poco, en lo que pasaba en el Hemisferio Norte.

Los Babilonios miraban una estrella, la Thuban, y sus intervalos en su aparición en el horizonte al anochecer, para medir el año. La Thurban no es nuestra Polaris; muchos la confunden con ella. La Thuban, también, fue tenida en cuenta por los Egipcios para sus cálculos en construcciones civiles y religiosas. Muchos sostienen que algunas pirámides egipcias corresponden y responden al comportamiento de Thuban y están orientadas a ella. 

Thuban ya no es nuestra estrella polar. Ahora es Polaris. ¿ Por qué es eso ? Sencillo: la dirección del eje de la tierra con respecto a una estrella determinada cambia y es irregular. La tierra, como bien es sabido, no es redonda sino que es una esfera irregular. Por lo tanto, los cielos del hemisferio Norte que miraban los Babilonios, Sumerios y Mayas no son los mismos que miramos nosotros. Para contextualizarlo algo mas técnicamente, sin que sea de difícil comprensión: los equinoccios ( y por ende los solsticios ) no son fenómenos fijos sino variables. Ello es así porque el eje de la tierra cambia y se desplaza alrededor del llamado ‘polo de la elíptica’ ( que es una línea imaginaria que se traza a 90 grados con respecto al centro de nuestro planeta ) con un circuito total que tarda algo mas de 25 mil años en realizarse; ese circuito circular recibe el nombre de Precesión. A ese movimiento de cono o Precesión ( muy parecido a un trompo ) se suma otro, llamado ‘Nutación’ que es la oscilación en el movimiento de Precesión. Recuerdo que en la escuela las maestras nos hacían repetir que la tierra “tiene un movimiento de rotación y traslación ‘ en su recorrido con respecto al sol. Pero en realidad, tiene 4 movimientos: Rotación, Traslación, Nutación y Precesión. Esa es la razón por la cual las estrellas polares en el hemisferio norte cambian: babilonios  tenían como estrella polar a Thuban; luego ocupó ese puesto Beta Ursae Minoris ( Kochab ), actualmente es Polaris ( Alpha Ursae Minoris ), y el el 2100 será Gamma Cephei ( o mas fácil, Errai ).  


Los egipcios, sin embargo, no miraban a Thuban sino a Sirius. Sirius tenía, y tiene, la extraordinaria virtud de brillar y ‘moverse’ en el cielo con un extraordinario y muy preciso período de 365. 25 días. Esa notable ‘casi’ exactitud hizo que los egipcios tomaran esa medida como ‘año’.  


Fotos de la red: Precesión, Nutación, Rotación y Traslación de nuestro planeta. Tres gráficos a falta de uno.








 



Antecedentes directos del Calendario Gregoriano


El calendario Gregoriano ( que es el nuestro de cada día ) tiene tres fuentes directas del que se alimentó: 1) el Syntaxis de Ptolomeo; y  2) el Calendario Juliano. 3) el Tithi. Por supuesto tiene también fuentes indirectas: Calendarios Chino, Judío, Bahá’i; Babilónico, Sumerio e Islámico. Pero por una cuestión de espacio, evitaré referirme a ellos. 


    1) Syntaxis de Ptolomeo


Claudius Ptolomeus de Alexandria escribió, en 137 a.c., 13 libros a los que llamó ‘Syntaxis’ y que compilaban 1000 estrellas ubicadas en 48 constelaciones. Los árabes, grandes maestros en astronomía, tradujeron los 13 libros en el 827 d.c.. Así, el libro de Ptolomeo dejó de llamarse Syntaxis y pasó a llamarse ‘Al Megast’. A su vez, luego, la misma obra se tradujo al latín como ‘Almagest’. 

El catálogo de estrellas propiamente dicho de la obra original de Ptolomeo, y que son los tomos 7 y 8, sirvieron de base a las tablas Alfonsinas y publicadas por Alfonso El sabio, Rey de Castilla, en 1278. Siglos después, las tablas Alfonsinas tendrían una edición de imprenta, la primera data de 1483. Estas mismas tablas fueron usadas por el astrónomo y matemático alemán Christopher Clavius y el Papa Gregorio XIII para derogar el Calendario Juliano y confeccionar el Calendario Gregoriano en 1582. 


              2 ) El Calendario Juliano.


Con respecto a este calendario, vale la pena hacer unas consideraciones que lo pongan en contexto y, de paso, reseñar las instancias previas a este calendario y de dónde viene.


El Calendario Juliano también se nutre de muchas fuentes. Cabe recordar que los Romanos eran expansionistas, guerreros de estirpe, y gente proclive a copiar o adaptar aquello que les parecía pertinente para beneficio propio. 

Como en casi todo, Roma, desde su fundación, ya entró en polémica. Algunos autores creen que el mismo Rómulo escribió y diseñó el primer calendario, que tenía 304 días y diez meses. El nombre de nuestro mes ‘Diciembre’ viene de allí; porque era el mes número 10 de aquel calendario de Rómulo. 

  • La primera gran reforma que se aplica a ese primitivo calendario la realizó Numa Pompilio, el sucesor en el trono de Rómulo. Pompilio creó los Pontífices, que eran aquellos eruditos a cargo de tareas concernientes a la astrología, la administración, la matemática, la ciencia… y los puentes. Sí, los pontífices se encargaban del diseño y construcción de los puentes. ‘Pontifex’ significa ‘constructor de puentes’. Los Pontífices estaban regidos por el Pontífice Máximo, el jefe de todos ellos, y por ende, una persona de un enorme poder dentro del reino, quizás, incluso, mas poder que el rey. Con el advenimiento del cristianismo, comenzó a llamarse al Papa ‘ Sumo Pontífice’ trasmutando el significado original de ‘constructor de puentes’ para denominar así el grado máximo y jefe de la Iglesia Católica. 


  • Numa Pompilio es el responsable de agregar dos meses al calendario romano: enero y febrero. Que no estaban ubicados al principio sino al final, después de diciembre. Por una cuestión práctica, como ya se dieron cuenta, estoy tratando de evitar el uso de tipografía romana y pongo directamente el nombre de los meses en español. 


  • Luego entró en escena el rey Tarquin Priscus ( 616-579 a.c.) quien, por sugerencia de los Decemviri - comisión parlamentaria de 10 miembros que asesoraban al rey - manda a enero y febrero al principio del año; y diciembre, a pesar de su nombre, pasa a ser el mes número 12. Este corrimiento de los meses en su ubicación trajo algo de confusión entre propios y extraños; pues el mes 7 - Septiembre, pasó a ser el noveno;  Octubre -8- pasó a ser el 10; noviembre, 9, pasó a ser el 11; y como ya expliqué, el mes diez del calendario de Rómulo, Diciembre, pasó a ser el 12, aún cuando se usaba el mes intercalado o Mercedonius en el mismo año. 

Mas o menos los meses propuestos y luego utilizados en el nuevo calendario de 12 meses por Priscus y los Decemviri quedó como lo anoto en el párrafo siguiente. Notarán la ausencia de la letra ‘J’; sucede porque los romanos no la utilizaban:


Ianuarius - Dios Jano, o de las puertas o comienzos - Enero

Februarius - Dies Februatus, o Festival de Februa - Febrero

  • Mercedonius - mes intercalado, sin correlación ni numeración - 

Martius - Dios Marte - Marzo

Aprilis - Afrodita, o Apru, en etrusco - Abril

Maius - Maia, madre de Hermes y Zeus - Mayo

Iunius -  Juno, la diosa protectora de las instituciones - Junio

Quintilis - luego reemplazado por Iulius, por Julio César - Julio

Sextilis - luego cambió el nombre por Augustus, por Augusto - Agosto.

September - mes 7, que pasó a ser el 9 - Septiembre

October - mes 8, que pasó a ser el 10 - Octubre

November - mes 9, que pasó a ser el 11 - Noviembre

December - mes 10, que pasó a ser el 12 - Diciembre


Ahora sí, con estos antecedentes directos ( ya comenté que no haré mención a los antecedentes indirectos ), voy a saltar en el tiempo hasta Julio César ( 107-44 a.c.) y su máximo consejero en asuntos de astronomía y ciencias, el extraordinario astrónomo griego Sosígenes, quién sugirió y confeccionó un calendario mucho mas eficiente y preciso. Sosigenes aconsejó varios cortes drásticos con respecto al antiguo calendario: ya no usar el mes intercalado o Mercedonius, dejar solo 12 meses, intercalar un día cada 4 años en el mes de febrero, y dejar de usar La Luna y sus ciclos para confeccionar los tiempos de duración de meses y años. 

Así, en el 46 a.c. y con Marcus Aemilius Lepidus en el poder de Roma, se reformó el calendario, que pasó a llamarse Juliano. Como primera medida, se lo sincronizó con el  equinoccio de primavera , y luego, se siguió la sugerencia de intercalar un día cada tantos años. Al principio, se hizo cada 3; ya con el primer emperador romano, Augusto ( 63 a.c.- 14 d.c. ), se hizo cada 4. 

Y una curiosidad: el Calendario Juliano sigue usándose en ámbitos académicos ( para estudios astronómicos ) y religioso ( algunas iglesias ortodoxas coptas y similares ).


  • Tithi

Ya he dicho en otra oportunidad que nuestro calendario y nuestra manera de medir el tiempo se la debemos, en gran parte, al Tithi, que es el tiempo de separación angular entre el sol y la luna de 12 grados. En la luna llena, el sol y la luna están perfectamente opuestos a 0 grados, entonces el promedio es 1/30, 360-12 de un período sinódico de 0.98 días con 23 horas. 37 minutos y 28 segundos. Se ha tomado durante siglos, entonces, ese promedio entre luna llena y sol opuestos a 0 grados, para saber el período sinódico - que es el tiempo que tarda un cuerpo celeste observado desde la tierra, en el mismo punto de visualización con respecto al sol. Sé que me iré un poco de tema, pero bien vale la pena que les comente que en el universo de los avances e investigaciones en las matemáticas y la astronomía, hasta el siglo X de nuestra era, estuvo en casi hegemónico dominio de Árabes e Indios. A los indios debemos el cero ( 0 ), creación de Aryabhata, hacia el año 476 d.c.También le debemos a los indios y árabes los números,  su orden sucesivo y que adquieren valor de acuerdo a su posición en la secuencia. Europa entra tardíamente al cosmos de los números indo-árabes, y lo hace de la mano del gran matemático árabe Abu Jabar Musa, que en el siglo VI escribió un tratado sobre números, algoritmos y álgebra que rápidamente fue estudiado, traducido y desmenuzado en toda Europa. 


Pero sigo con el Tithi. Alejandro Magno, en el año 325 a.c, llevó las Artes de la Guerra a la actual India - el hoy Punjab, dividido entre Pakistán e India - ;y como era su costumbre, se informó y estudió la cultura, las ciencias y las creencias de esa región. Allí, probablemente, entró en contacto con el Tithi, que llevó al resto de su imperio. Al morir Alejandro, su imperio se divide en  dos: La Dinastía Seleucid iniciada por Seleucis Nicator en Babilonia; y en Alexandria, Egipto, Ptolemy I Soter, nombrado faraón. La dinastía ptolemaica terminó con Cleopatra. El calendario Egipcio era lunisolar, de 12 meses, 30 días, 3 ciclos de 10 días por mes ( de allí lo toma la Revolución Francesa para su propio calendario ); y 5 días de mala suerte al final del año. 

En el año 31 a.c. el emperador romano Augustus derrota a Antonio y Cleopatra en la batalla de Actium, anexando Egipto al Imperio Romano. De esa forma, se decreta también la modificación del calendario Egipcio para que coincida con el Juliano. 



Ahora sí, el Calendario Gregoriano


Nada es perfecto en esta vida.

Al principio, el Calendario Juliano marchó sobre ruedas. 

Poco a poco fue adoptado por otras civilizaciones y culturas; y un aire de sincronicidad y de dominio sobre la utilización de fechas y conmemoraciones hizo que el Calendario Juliano viajase allí donde los exploradores y colonizadores fueran.

Con el paso de los siglos, sin embargo, se notó que el Juliano empezó a evidenciar 3 grandes falencias-errores: la no coincidencia con el día de Pascuas ( de las Pascuas, por una cuestión de espacio, no hablaré ); el equinoccio de Primavera, que para el 1200 d.c. estaba desincronizado por varios días; y la medición real de la duración del día, que según cálculos de la época, según el Juliano, era de 365.25; cuando en realidad, es de +- 365.24


Tal era la confusión y deficiencia de llevar adelante un calendario con errores y desajustes,  que durante mucho tiempo diferentes propuestas e intentos de reforma se llevaron adelante. 

Luigi Lilio ( 1510-76 ) fue uno de los que elevó una muy atractiva propuesta para reformar el calendario. En su escrito, que el Papa Gregorio XIII estudió con suma atención y luego aceptó, indicó que: 

1) los años divisibles por 100, pero no  por 400, no son bisiestos ( por poner ejemplos: 1600 fue bisiesto, 1900 fue ‘común’, el 2000 fue bisiesto; el 2100 no será bisiesto ). Así, se logra el cometido de tener un día de +- 365.2425 o 365 días, 5 horas, 49 m. y 12 s. +-; ganándose un día de sol cada 2 mil años. 

Curiosamente, existe un escrito anterior en 300 años en el que se detallan estas mismas propuestas. Me refiero al libro ‘De Anni Ratione’ escrito por Johannes de Sacrobosco ( 1195-1256 ) quien expuso que el equinoccio de primavera estaba desfasado en 10 días. El libro de Sacrobosco fue muy leído entre astrónomos y matemáticos; y su edición de imprenta recién se dio a conocer en 1538. Muy probablemente Lilio conociese este trabajo de Sacrobosco. 

2) El 21 de marzo se estableció como fecha fija del equinoccio de primavera, propuesta que no fue de Lilio sino del Patriarca de Antioquia, Ignatius Nemet Aholo ( prominente matemático y astrónomo ); y el entonces Rey de España, don Felipe II. 


Cuando ya estuvo todo listo, se procedió a abandonar el Calendario Juliano. Para ello, debieron suprimirse varios días en ese 1582; se saltó del 4 de Octubre al 15. Por lo que ese año hubo 355 días en el año.  


En la transición del Calendario Juliano al Gregoriano pasaron muchas cosas curiosas:

  • En épocas del archiconocido Lord Chesterfield y el Reinado de George II, Inglaterra cambia al Calendario Gregoriano. En aquel año de 1752, del 2 de septiembre se pasó al 14. Pero además, se corrió también el Año Nuevo ( que era el 25 de Marzo ) al  1 de Enero. Así, el año 1751 empezó el 25 de marzo y terminó el 31 de diciembre ( con duración de 281 días ); y 1752 tuvo 354 días - ya que se eliminó del 2 al 14 de septiembre. Con respecto al año financiero o fiscal, Inglaterra lo mantuvo como inicio el 25 de marzo hasta 1752; luego, desde 1753 hasta 1799, el año fiscal empezó el 5 de abril; y desde 1800 hasta hoy, el 6 de abril.

  • En el año del Calendario Gregoriano de 1908 se disputaron Olimpíadas en Londres. Uno de los participantes, el Imperio Ruso, llegó tarde. ¿ La razón ? El Imperio seguía rigiéndose por el calendario Juliano; y debido a ello, los atletas rusos llegaron 12 días tarde. El Imperio Ruso adoptó el Calendario Gregoriano recién en 1918. Aquel año, en Rusia se pasó del 1 al 13 de febrero, de manera de poder sincronizar con el Gregoriano. 

  • Japón nunca usó el Calendario Juliano. Japón adoptó el Gregoriano en 1873 ( sacando de circulación el Edo-Shogún ).





Los Primeros Relojes de Pulsera con Calendario


Como era de esperarse, las fuentes no se ponen de acuerdo sobre cuál ha sido el primer reloj pulsera con calendario. Nuevamente aplicaré un principio autoritario para incluir información: los relojes gruesos con calendario hace siglos que existen. Pero para sintetizar un tema que ya se ha alargado muchísimo, solo me referiré a los relojes de pulsera, dejando así, fuera y sin nombrar, los relojes de bolsillo, gruesos en general ( pared, mesa, y similares ) y todos aquellos relojes que no se lleven en la muñeca. 

Alguno me dirá: ¿ Y no hablarás del Astrarium ( reloj astronómico y calendario ) de De Dondi del siglo XIV; ni del astronómico de Praga; ni del maravilloso reloj clespida-mecánico , astronómico y Calendario de Su Sung del siglo XI; o de la maravilla de reloj de cisterna, astronómico, con ciclo de lunas y sol y con autómatas, conocido como Castle Clock, que el genio matemático Al Jazari construyó en 1206 ? ( Algunos científicos consideran que Al Jazari, una mente brillante y muy por delante de su tiempo, es el ‘padre’ de las computadoras analógicas).

 Ya lo dije, no hablaré de esos relojes. Ni de ellos, ni de los de bolsillo. Me centraré en los de pulsera; que para variar, traen controversia. 


Dependiendo a quién uno lea y crea, en 1915 el relojero suizo A. Hammerly fue el primero en inventar el llamado ‘Pointer Date’, y el primero en poner una fecha en una ventana bajo el número 12 en un reloj de pulsera. Los cambios de fecha, sin embargo, no se producían de manera automática. Debían hacerse de manera manual, tanto en el Pointer Date, como en la ventana a las 12 o inmediatamente bajo de ella. Luego de la Primera Guerra Mundial, es posible encontrar relojes Movado y Moser con calendario, muy parecidos a los creados por Hammerly; aún en esos modelos los calendarios debían cambiarse de manera manual.

En 1930 aparecen dos nuevos actores en escena, relojes con sendos calendarios, clamando por una patente. En Inglaterra, Vertex patenta un calendario automático con ventana a las 3; y Marlys intenta patentar ( no lo consigue ) un reloj pulsera con calendario bajo el número 12. 

Por otro lado, y en Suiza, en los ‘30 aparecen los relojes Mimo con calendario mecánico integrado ( los Mimo Meter eran, básicamente, Girard Perregaux, pues Otto Graef era el dueño de una parte de GP, y poseía la mayoría accionaria de Mimo ) , y pomposamente, Otto Graef argumentó, y con razón,  que Mimo era la dueña de la patente de la creación de la ventana del calendario a las 3 en territorio suizo. Según la publicidad de esos años, el calendario estaba ubicado a las 3 y estaba sincronizado con el mecanismo del reloj.


Fotos de la red: Mimo Meter con calendario a las tres; Marlys con calendario bajo el 12. Ambos mecanismos de calendario integrado al mecanismo del reloj.






Mimo y Herr Graef siguieron sorprendiendo, ya que en 1940 presentan la patente del primer reloj solo hora con regla de cálculo. ¿ A que muchos de ustedes habían pensado que el primer reloj de pulsera con regla de cálculo era el Breitling Chronomat… ? Pues no. El primer reloj de pulsera ( ojo: estoy señalando que hablo de relojes de pulsera y no de otros… ) con regla de cálculo fue el Mimo Loga, patente 216202 ( se comercializó también en Girard Perregaux);  y luego, en segundo lugar, el Breitling Chronomat, que entra en producción en 1942, aprox.


Foto de la red: Mimo Loga, el primer reloj de pulsera solo hora con regla de cálculo.





Breitling, igualmente, ha tratado durante décadas de empañar el logro de Mimo ninguneando y olvidándose de quién ostentaba la patente de invención; debo admitir que lo han conseguido. Nadie se acuerda de Mimo; solo unos pocos locos. El tercer reloj con regla de cálculo fue el Juvenia Arithmo.


Una curiosidad:

  • Patek Phillipe presenta un reloj de pulsera con ¡ calendario perpetuo ! en 1925. Pero en realidad, ese PP 97975 era una reconversión de un reloj colgante manufacturado en 1898, y luego, puesto en funciones y adaptado para un caja de reloj de pulsera. Ya sé que no estamos tratando el tema de calendarios perpetuos, pero bien vale la pena mostrar este precioso PP.


Foto de la red: el PP 97975




Un poco me he ido por otros temas no relacionados con los calendarios en los relojes de pulsera. Pero he podido lograr el cometido de comentar cuáles han sido los primeros relojes de pulsera con calendario sin explayarme muchos mas allá sobre el particular. Por supuesto, la historia sigue, existen un sin fin de patentes, modificaciones, automatizaciones y sistemas de visualización en los calendarios de relojes; y por qué no, polémicas. Muchísimas manufacturas se pelearon, y se pelean, por el latiguillo:  ‘ Fui el primer reloj en ésto, fui el primer reloj en aquello… “.  No me ocuparé de ellos. 

El tema queda abierto, por si algún compañero desea escribir en un futuro sobre este particular. 



 

Conclusión 


Alguna vez nombre a Shannon en este foro. Quizás no muy amablemente, pero lo hice. 

Estamos donde estamos, en este 2021, y en cuanto a la interferencia-referencialidad infinita en el ciberespacio, por culpa de Shannon. 

No es mi intención ponerme a explicar de qué va La Teoría de la Información ( Shannon fue uno de sus precursores )  ni traer o explicar sus otros trabajos en el campo de la Comunicación de Masas y la Informática. Pero si he de sintetizar el pensamiento de este hombre lo haré diciendo lo siguiente: No importa la información, no importa su contenido; lo único que importa es cómo almacenarla.


Y es eso, justamente, lo que estamos haciendo: almacenando ingentes y desproporcionadas capas geológicas de información digital que no llevan a ningún lado ( algunas veces son autorreferencialidades con datos falaces y/o equivocados).

Unas semanas atrás vi un hilo en unl foro en el que se ponía un enlace sobre Losada y su participación en la construcción del Big Ben. Con mucha educación, y sin ponerme nerviosa, le comenté al autor del hilo que dicho enlace contenía todo tipo de errores, omisiones y datos tergiversados. Losada no construyó la maquinaria del Big Ben, lo que sí hizo, fue hacerle mantenimiento. El OP ni se dio por enterado; y si se enteró, no le importó. Así las cosas, me puse a seguir la pista de la ‘fuente’ de la que el periódico online había sacado la información. Y lo que encontré fue una cascada de enlaces, que van a otros enlaces, que se cruzan con mas enlaces, reproduciendo las mismas incorrecciones. Lo gracioso ( o triste ) del caso, es que en un par de oportunidades otros usuarios avisaron del error, pero nuevamente, quienes generaban y retroalimentan la fuente de información ( ya en forma de copie-pegue; ya agregando aquí y allá alguna floritura que nadie entiende... ) habían caso omiso a modificar el texto. Y así estamos. Llegará un día que Losada ( todos mis respetos al gran relojero español ) será quién construyó la maquinaria del Big Ben, y no habrá forma de rebatir. Porque en realidad, lo único importante es seguir almacenando…


Nada tengo sobre la web, o sobre buscar y descargar información de ella. No lo hago de manera cotidiana, pero reconozco que como herramienta es muy útil. Gracias a la web, puedo subir este documento, puedo buscar fotos e imágenes para ilustrar lo que escribo; y hasta puedo hacerme una idea sobre qué se dice por allí sobre tal o cual reloj, historia o tema. 

Por eso no me sorprende que se siga repitiendo, una y mil veces, errores peores que el de Losada: de las 20 webs consultadas sobre relojes con slide rulers, 18 afirman que el Breitling Chronomat fue el primer reloj con regla de cálculo. Y les aseguro que, aunque algún ciber lector aporte datos e info para corregir los artículos, los responsables no lo harán. Es mucho mas marketinero decir algo sobre Breitling que decir algo sobre Mimo, que para ser honesta, no la conoce ( casi ) nadie.  


Cuando empecé a escribir este artículo, ya supe desde el vamos que me chocaría con varias paredes: nunca es buena idea sacar a relucir ‘trapos al sol’ sobre algunas particularidades de algunas religiones. Sin embargo, y luego de varios procesos de revisar y retocar, eliminé los apartados de los calendarios Hebreo, Musulmán y los de Mesoamérica. He dejado, sin embargo, algunas explicaciones sueltas aquí y allá. Esos calendarios son extremadamente interesantes y dignos de tener un espacio de debate en cualquier foro o blog de relojes del planeta; pero posiblemente, no sea el momento.  


Me hubiese encantado explayarme mas con Hesiodo: leí varias veces su poema Trabajos y Días, y ciertamente, es una piedra fundamental en la historia de los calendarios en occidente. 


Como conclusión, y sin perjuicio de lo anteriormente expuesto, no estoy demasiado conforme con el texto que les presento y pongo a vuestra consideración. Soy naturalmente inconformista, muy curiosa; me gusta ir al fondo de las cosas cuando algo hace que mi atención se concentre en un tema. De las casi 17 mil palabras originales, el texto queda en poco mas de 10 mil. Que aún son muchas palabras, sobre todo si tengo en cuenta que la mayoría lee en el móvil. Me hubiese encantado desarrollar el tema de las horas decimales francesas; o profundizar algo mas sobre la hora durante el período Shogun de Japón. Sobre los relojes y horas japonesas ya hice un par de artículos; pero aún queda muchísimo por comentar.


A lo largo de los años he estado escribiendo sobre el tiempo, su fragmentación, su ficción, sus paradojas, sus contracciones y alteraciones. Y lo que mas me llama la atención sobre el Tiempo es que posee un alto grado de maleabilidad y podemos asumir, incluso, que lo dominamos y lo sojuzgamos. A mi modo de ver, existe un claro quiebre entre aquel ser humano que miraba las estrellas, los amaneceres, anocheceres y la sombra que dejaba el sol en su paso ante un totem o una estela; y nosotros. Nuestros antepasados tenían la necesidad de saber qué tiempo era, cuándo irse, cuándo volver, cuándo era mejor cazar o recolectar o reproducirse. Pero ni bien empezaron a separar los calendarios para la vida diaria, por un lado; y los calendarios para rituales, por otro, fueron conscientes que podían modificar datos y anotaciones a su antojo ( y a los caprichos de los Dioses ) y así tener en sus manos el ‘control’ de la lectura e interpretación de las señales de los astros y de los dioses. Fue en ese momento, creo yo, que asumir que el Tiempo nos pertenece y lo podermos amasar y fabricar a nuestro antojo nos empezó a dominar. 


Quizás les pasa como a mí: cada mañana al despertar, chequeamos la agenda, cotejamos con el calendario, empezamos el día. Todo esto realizado con ingenuidad y cotidianeidad. No nos ponemos a pensar por qué Diciembre, que es 10, es un 12; o por qué se agrega un día cada 4 años; o por qué no es posible dar una definición de ‘día’, ‘mes’, o ‘año’, si no tenemos en cuenta la incidencia de las elipsis, la rotación, traslación, Precesión, Nutación; la ubicación sideral, orbital o el promedio con alguna de ellas.

En el párrafo anterior dije que miramos y usamos nuestro calendario ( Gregoriano ) con ingenuidad y arrastre cotidiano. Pero para llegar a dónde llegó, el Calendario Gregoriano tiñó de sangre a propios y extraños: una de las conjeturas del asesinato de Julio César es, justamente, el haberse atrevido a reformar el calendario romano; Regimantanus ( o Johann Müller ) fue un uno de los mas grandes matemáticos y astrónomos del siglo XVI y amigo personal del Papa Gregorio XIII, pues se sospecha que murió envenenado. Y es de sobra conocido que aquellos cristianos que se negaban a adoptar el nuevo Calendario Gregoriano corrían el riesgo de terminar en manos de la Inquisición. 

Pero no solo el Calendario Gregoriano fue ‘violento’:  uno de los personajes mas importantes de la Revolución Francesa, Fabre d’Eglantine, perdió su cabeza en la guillotina por negarse a realizar algunos cambios en el nuevo formato del Calendario Revolucionario; lo mismo pasó en la etapa soviética de la semana de 5 días: quién se negase a adoptarla, a Siberia.





Bibliografía


Algunas veces algunos compañeros comentan que los libros sobre relojes y relojería e historia del tiempo son ‘caros’. Tienen razón, son carísimos. 

Para comprarlos a buen precio hace falta paciencia, chequear los portales de venta de libros, y esperar. No sé en Europa, pero de este lado del océano los libros usados tienen, a veces, precio de derribo. Eso ayuda bastante a los que desean tener una biblioteca propia de bajo costo. Otra opción, de este lado del océano ( no se en Europa ) es comprar lotes cerrados de libros en relojerías que cierran. Esta última opción es excelente: se pueden adquirir cientos de libros ( el precio se pone por caja ) por casi nada. Eso sí: no se sabe, hasta que se abren, qué tipo de libros o catálogos hay en las cajas.


Para poder escribir este artículo con un mínimo de coherencia y con algo de coordinación y sin muchas digresiones leí varios libros. Enumero algunos, y no sé si están traducidos al español:


  • Mapping Time, The History of the Calendars. De E. G. Richards.

 De este libro saqué muchísimas ideas y datos sobre el Calendario Gregoriano y el Juliano. También describe con minuciosidad otro tipo de calendarios de otras civilizaciones y religiones. 


  • Empires of Time. De Anthony Aveni.

Durante mucho tiempo fue mi libro de cabecera, y el primero que me abrió la curiosidad por saber sobre los tipos de calendarios utilizados por las civilizaciones precolombinas.  


  • Cartographies of Time. De Grafton y Rosemberg.

De este libro ya hice una reseña en el foro. Es un texto fenomenal para estudiar la manera en la que se graficaban los procesos temporales a través de los siglos.


  • The Seven Day Circle: The History and Meaning of the Week. De E. Zerubavel. 

Como su nombre indica, es un gran libro en el que se desmenuza la historia de la 

semana. 


  • Catálogo Time. Fundación Tijd voor Tijd. Autores varios, editado por A.J. Turner. Este catálogo ya lo nombré muchísimas veces. Para mí, es una fuente constante de consulta. Aquí obtuve mucha información sobre Ecuación de Tiempo, definiciones, tipo de medición del Tiempo en diferentes culturas.


  • From Sundials to Atomic Clocks. Jespersen y Fitz-Randolph.

Otro libro extraordinario, dá un pantallazo muy ágil y fácil sobre relojes, relojería, cuestiones del tiempo, los calendarios y sus secretos. Muy atractivo, lleno de información, y con unas ilustraciones gráficas acertadísimas. 


  • Armbanduhren. De Brunner y Pfeiffer-Belli.

Este super libro vale lo que pesa. Es un texto de consulta permanente y quién

pudiese costear su compra no lo lamentará. Curiosamente, también aquí encontré 

información sobre Calendario Gregoriano, Juliano; sobre

Mimo, Breitling e historia de la relojería en general.  


  • The Evolution of Clockwork. De Drummond Robertson.

Explicar el sistema japonés Edo no es fácil; pero se hace fácil si uno lee este libro. 




 


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