Los todistas son una raza en extinción: especialistas en no tener especialidades; estrategas en no tener estrategias; decididos a no tomar decisiones; carentes de vocación y el sentido especulativo de la conveniencia y la oportunidad. Seren, la señora que escribe en este blog, ha desarrollado, durante su amplio y diversificado paso por el todismo, todo tipo de diligencias laborales dignas de una pesadilla de Borges: lavaplatos, mucama, cartonera, canillita, empleada de veterinaria; barman, camarera, ayudante de sastre, vendedora ambulante, albañil, barista. Ella vendría a ser lo que en inglés se llama 'blue collar', o la gente que no tiene título universitario y desempeña tareas no profesionales. Esta mujer, como el resto de los todistas, tiene un sentido y comprensión estético mas bien ecléctico y difuso. No sabe la diferencia entre Barroco y Rococó; siempre supuso que Manet era Monet ( o viceversa ); o confunde el Art Decó con el Art Nouveau. Escribe con faltas de ortografía, se desentiende de la sintaxis, no entiende dónde van las comas; pero por otra lado, gusta de sacar fotos, martirizar relojes, ir a museos, visitar artistas y contar qué ve y cómo lo siente y experimenta. Señoras y señores, no los entretengo mas: Bienvenidos a Seren Vintage Watch Gallery

viernes, 14 de junio de 2024

Caffè Rudiae, Lecce

El aspecto más disfrutable de viajar, en mi muy modesta opinión, es cuando me pongo a vagar por un pueblo o una ciudad desconocida sin mapa, sin gps, sin plan. Ese es, para mí, un acto religioso en su sentido laico: caminar sin sentido, sin destino, y sacar fotos con mi reflex o celular; pensar en nada, reírme y disfrutar, y que los pies me lleven donde quieran.

Fue así que me crucé por primera vez con el Caffè Rudiae. Está frente a la famosa Puerta Rudiae, en la inimitable y bella Lecce.  El café, como servicio gastronómico y de comida, no resistiría una reseña cinco estrellas, pero lo que sí merece una nota estelar es la fabulosa colección de juguetes, objetos conmemorativos, memorabilia y souvenirs que existe allí. Miles y miles de coleccionables pueblan cada rincón del café en sus vitrinas, anaqueles, estantes, techo, paredes, barra, puertas y ventanas. También encontrarán coleccionales y rarezas en la vereda del café. Lo dicho: este lugar es el paraíso de quienes amamos el coleccionismo, y todo lo que ello representa.

Desconozco quién es el dueño o dueños del café, pero se merece la gloria. ¡Allí volveré! No tengan dudas...

Dejo enlace para más información:

https://www.instagram.com/caffe_rudiae/?hl=en











2 comentarios:

  1. Hola!!! Estoy recorriendo tu blog. Parece un hermoso lugar para pasarla bien. Y, tus fotos, son la expresión de la emoción por la sencillez. Saludos.

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    1. Hola Silvia, ¡qué sorpresa! Antes que nada, muchísimas gracias por comentar. Te cuento que este es un blog divergente, con muchas cosas que me llaman la atención y que no resiste clasificación alguna.
      Por otra parte, deseo contarte que también estoy leyendo tu blog (aunque no haya comentado, aún). Tu blog posee una intensidad y una profundidad inusuales.
      Abrazos, y gracias.

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