Es muy difícil ponerle un rótulo a Yoko Ono, encasillarla, someterla al escrutinio de un público acostumbrado a las performances e instalaciones obvias y llenas en algunos casos de lugares comunes.
Yoko Ono llegó a la Argentina sin estar: sus objetos obvios no lo son tanto, transforma en participantes y artistas a los merodeadores que se vuelcan a la acción feliz de seguir las instrucciones y esquemas propuestas por la artista multimedia.
Dream Come True se desenvuelve con ritmo pausado y en el que los actores-visitantes pueden pintar, sellar, ver, intervenir, contemplar, tocarse ( hay un ámbito íntimo en el que los melosos y cariñosos pueden aprovechar ) sacar fotos o filmar. Y todo ello puede ser propuesto en una obra conjunta por medio de compartir las fotos, los videos, las experiencias y las opiniones.
Es decir: una retroalimentación hacia adentro; una introspección colectiva.
http://www.malba.org.ar/en/evento/yoko-ono-dream-come-true/
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