Los todistas son una raza en extinción: especialistas en no tener especialidades; estrategas en no tener estrategias; decididos a no tomar decisiones; carentes de vocación y el sentido especulativo de la conveniencia y la oportunidad. Seren, la señora que escribe en este blog, ha desarrollado, durante su amplio y diversificado paso por el todismo, todo tipo de diligencias laborales dignas de una pesadilla de Borges: lavaplatos, mucama, cartonera, canillita, empleada de veterinaria; barman, camarera, ayudante de sastre, vendedora ambulante, albañil, barista. Ella vendría a ser lo que en inglés se llama 'blue collar', o la gente que no tiene título universitario y desempeña tareas no profesionales. Esta mujer, como el resto de los todistas, tiene un sentido y comprensión estético mas bien ecléctico y difuso. No sabe la diferencia entre Barroco y Rococó; siempre supuso que Manet era Monet ( o viceversa ); o confunde el Art Decó con el Art Nouveau. Escribe con faltas de ortografía, se desentiende de la sintaxis, no entiende dónde van las comas; pero por otra lado, gusta de sacar fotos, martirizar relojes, ir a museos, visitar artistas y contar qué ve y cómo lo siente y experimenta. Señoras y señores, no los entretengo mas: Bienvenidos a Seren Vintage Watch Gallery

lunes, 16 de diciembre de 2024

Café de Los Angelitos, Buenos Aires, Argentina

Mucha agua pasó por este tradicional local gastronómico porteño entre su inauguración en 1890 y agosto de 2024, cuando por primera vez puse pie en el. Sabido es que es un Bar Notable (distinción otorgada por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires), sabido es que los espectáculos de tango en su salón de fiestas son muy concurridos y prestigiosos, y sabido es que Carlos Gardel fue habitué y que Razzano y Castillo le compusieron un tango.

Pero quizás lo que menos se cuenta de este café es que abrió sus puertas llamándose Bar Rivadavia y como simple bodegón y tugurio, frecuentado por malas juntas, gente de puerto, malevos y cafishios. También fue lugar para payadores urbanos afroamericanos y amerindios (la payada urbana es un género que ha tenido nuevo impulso y aggiornamento con el Trap); y además, jóvenes tangueros hicieron base en él (como el ya nombrado Gardel, que en sus comienzos fue payador urbano). 

Hacia 1920 cambia de nombre y de dueño, y pasa a llamarse Café de Los Angelitos. Músicos y personalidades de la talla de Pugliese, Troilo, Alfredo Palacios o Florencio Parravicini pasaron por allí. Y ya en el cambio de siglo, cerrado y en ruinas, vuelve a nacer a manos de algunos inversionistas (de los que es mejor no hacer mención). Al 2024 este lugar es faro y estrella de la historia tanguera porteña, y quienes, como yo, amamos el tango, tenemos la obligación sentimental de ir y pasearnos por el. 

Agradezco al personal y encargado que me permitieron hacer unas fotos del salón principal y el de espectáculos.

Dejo enlace para mas información:

https://www.cafedelosangelitos.com/?lang=es












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