Mucha agua pasó por este tradicional local gastronómico porteño entre su inauguración en 1890 y agosto de 2024, cuando por primera vez puse pie en el. Sabido es que es un Bar Notable (distinción otorgada por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires), sabido es que los espectáculos de tango en su salón de fiestas son muy concurridos y prestigiosos, y sabido es que Carlos Gardel fue habitué y que Razzano y Castillo le compusieron un tango.
Pero quizás lo que menos se cuenta de este café es que abrió sus puertas llamándose Bar Rivadavia y como simple bodegón y tugurio, frecuentado por malas juntas, gente de puerto, malevos y cafishios. También fue lugar para payadores urbanos afroamericanos y amerindios (la payada urbana es un género que ha tenido nuevo impulso y aggiornamento con el Trap); y además, jóvenes tangueros hicieron base en él (como el ya nombrado Gardel, que en sus comienzos fue payador urbano).
Hacia 1920 cambia de nombre y de dueño, y pasa a llamarse Café de Los Angelitos. Músicos y personalidades de la talla de Pugliese, Troilo, Alfredo Palacios o Florencio Parravicini pasaron por allí. Y ya en el cambio de siglo, cerrado y en ruinas, vuelve a nacer a manos de algunos inversionistas (de los que es mejor no hacer mención). Al 2024 este lugar es faro y estrella de la historia tanguera porteña, y quienes, como yo, amamos el tango, tenemos la obligación sentimental de ir y pasearnos por el.
Agradezco al personal y encargado que me permitieron hacer unas fotos del salón principal y el de espectáculos.
Dejo enlace para mas información:
https://www.cafedelosangelitos.com/?lang=es
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