Los todistas son una raza en extinción: especialistas en no tener especialidades; estrategas en no tener estrategias; decididos a no tomar decisiones; carentes de vocación y el sentido especulativo de la conveniencia y la oportunidad. Seren, la señora que escribe en este blog, ha desarrollado, durante su amplio y diversificado paso por el todismo, todo tipo de diligencias laborales dignas de una pesadilla de Borges: lavaplatos, mucama, cartonera, canillita, empleada de veterinaria; barman, camarera, ayudante de sastre, vendedora ambulante, albañil, barista. Ella vendría a ser lo que en inglés se llama 'blue collar', o la gente que no tiene título universitario y desempeña tareas no profesionales. Esta mujer, como el resto de los todistas, tiene un sentido y comprensión estético mas bien ecléctico y difuso. No sabe la diferencia entre Barroco y Rococó; siempre supuso que Manet era Monet ( o viceversa ); o confunde el Art Decó con el Art Nouveau. Escribe con faltas de ortografía, se desentiende de la sintaxis, no entiende dónde van las comas; pero por otra lado, gusta de sacar fotos, martirizar relojes, ir a museos, visitar artistas y contar qué ve y cómo lo siente y experimenta. Señoras y señores, no los entretengo mas: Bienvenidos a Seren Vintage Watch Gallery

miércoles, 3 de junio de 2015

Reloj Hospital de Niños Ricardo Gutierrez - Relojes Monumentales de Buenos Aires, entrega N° 22

El actual complejo del Hospital de Niños Ricardo Gutierrez comprende un amplio y congestionado predio con varias edificaciones inconexas y eclécticas. Se destaca de entre todas la primera y que fue diseñada por el arquitecto Alejandro Christophersen. El edificio original se encuentra sobre la calle Gallo y se inauguró en 1896. Lleva el nombre de Ricardo Gutierrez desde 1946 en honor al pediatra que fue director del establecimiento durante 25 años.
Con lineas simples y limpias, una fachada sin recargos ni barroquismos inútiles Christophersen cristalizó el diseño del establecimiento pensando quizás en la nobleza, altruismo y meta valiente del mismo: albergar a los niños enfermos de escasos recursos en el final del siglo XIX. Creo que el reloj responde a una necesidad mas que a un capricho costoso: la zona estaba muy alejada del casco urbano de la entonces Buenos Aires y no existía referencialidad horaria a la cual fijar un punto de contacto con alguna medida de tiempo. La necesidad de saber la hora dentro mismo del hospital y a la vez brindarle a la comunidad del paraje la posibilidad de contar con un reloj hicieron que la instalación del mismo fuese una pauta insoslayable.
La torre del reloj tiene dos campanas y el reloj 4 cuadrantes.




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