Qué extraño es poder tocar motores en silencio
saborearlos como nubes u hojas de otoñosimples, sofisticados, pulidos o gastados
ofrecidos a quienes oteamos en sus entrañas buscando historias
Historias de personas simples que viven para ese motor
Ese auto
impoluto, brilloso, potente, formidable
ese auto
que con sus chapas y hierros y olor a nafta despierta admiración y nostalgia
nostalgia de cuando los autos tenían alma
y el alma corría libre por la carretera
Los cables, las bujías, los cilindros, la caja
los pistones, el carburador, el burro de arranque
todo es protagonista
todo es melancolía
todo el sonrisas cómplices y odas de maravilla
Historias de cuando el viento en la cara fue sinónimo de belleza
Quedan estos sesgos, estos bosquejos y la valentía
de ser dignos en este mundo de trivialidades donde la imagen es la tirana
la soberana y bastarda anuladora de sueños
y donde el instante ya es pasado aún cuando no es pasado
quedan, eso sí, estos motores en silencio.
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