La tradición muralista no tiene fronteras.
Tal es así que Tucson, en pleno desierto de Sonora y muy cercano a la frontera de México, tiene una larga, fecunda y bella conexión con el muralismo mexicano. No ya contestatario, comprometido en lo social, humanista o político-histórico como su hermano fronterizo pero enmarcado en la belleza, los paisajes, las gentes y colores de esta bella ciudad.Otra forma de expresión, pero un mismo pueblo.
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